Grandes pachangones entre políticos. Y entre políticos y reporteros.
Incluso, para los amigos, justicia y gracia. Y para los otros, justicia a secas.
La descripción paso a paso de una candidatura presidencial recurriendo a todo para proyectarse.
Por ejemplo, el secuestro de un par de hermanas, niñas de unos 6 y 7 años, y ocupando la noticia televisiva estelar para multiplicar la eficacia y la eficiencia y la generosidad solidaria del góber en turno soñando con el Palacio Federal.

PASAMANOS: Las orgías, vaya, en el palacio de gobierno.
Y como el premio para festinar todo. Por ejemplo, por el gusto de una tribu política en la cúspide del poder público.
El cumpleaños del góber precioso. La llegada de los reporteros de televisora nacional para recrear la imagen del góber soñando con la nominación presidencial.
En la euforia, el góber se vuelve mesiánico. Impoluto. Honesto.
Entonces, y cuando descubre que el jefe de prensa lo está traicionando, lo cita en palacio y delante del reportero nacional, saca la pistola y le pega un tiro en la sien.

CORREDORES: Tanta prostitución se concita en el ejercicio del poder y la tarea de gobernar que, por ejemplo, el góber precioso sueña con la artista favorita de la televisora en grandes telenovelas.
Y simplemente, la negocia con el reportero y quien es su amante.
Y se la concesiona, digamos, como cuando el presidente John F. Kennedy tuvo problemas con su esposa, Jacqueline, por culpa de Marilyn Monroe y se la cedió a su hermano Robert, Procurador de Justicia en Estados Unidos.

BALCONES: El poder político (ya se sabe) sirve, entre otras cositas y hechos, para que los jefes se enriquezcan en menos de un sexenio.
Concesión por Dedazo para la obra pública. La creación de empresas fantasmas. Inflar el costo de la infraestructura.
El nepotismo imponiendo en cargos a la familia, los amigos, los socios, los aliados y los cómplices.
El tráfico de influencias. Los pactos y acuerdos encima de la mesa, pero también “en lo oscurito”.
La compra de mansiones, ranchos y ganado. Un yate atracado en el mar. Un avión propio en el aeropuerto.
Pero de igual modo, para darse una vida de lujo y con enormes placeres con mesalinas y daifas.

PASILLOS: El filme de “La dictadura perfecta”, un retrato perfecto, sin exageraciones, de las francachelas de los políticos.
Incluso, y como en Roma con la mayor parte de los emperadores, los Césares, un séquito de efebos, chamaquitos de veinte años de edad, máximo, para el placer íntimo.
Más cuando son tantas las experiencias con mujeres que día llega cuando el hombre necesita satisfacciones intensas y volcánicas y entonces, buscan jóvenes atractivos, guapos y bellos y quienes hasta mujercitas parecen.

VENTANAS: Nunca Luis Estrada se ha acercado al Premio Oscar, pero con sus filmes ha logrado el retrato exacto de la sociedad mexicana, la mejor y más digna presea que se le puede otorgar.
Vaya, una de sus películas, “El infierno” indignó a AMLO, el presidente, cuando el narco político del filme (Ernesto Gómez Cruz) contrató a par de oaxaqueños como los mejores sicarios del país.
Incluso, hasta lo excluyeron de un financiamiento oficial para una película y otorgado, caray, a un cineasta imberbe. (lv)