Se cosecha lo que se siembra
**Cada uno erige su destino
**Quien a hierro mata, igual muere
EMBARCADERO: Dirán que Amado Nervo (1870/1919) fue el más encendido de los poetas churriguerescos... Aquellos que escribían poemas al paisaje urbano, los árboles, los valles, los ríos, las lagunas, los pajaritos volando en el cielo, el cielo, la luna y las estrellas y el sol y los ovnis y declaraban que su pareja era un ángel bajado del cielo a la tierra y más bonita que la Virgencita de Guadalupe... Pero con todo, Amado Nervo escribió una estrofa en un poema que ha trascendido la historia,
el tiempo y el espacio… El siguiente: “Cada quien es el arquitecto de su propio destino”…
ROMPEOLAS: La estrofa de Nervo es repetida por indígenas, campesinos y obreros… Y por albañiles, pintores de brocha gorda, fontaneros y jardineros… Y volovaneros y taqueros y pambaceros… Y aun cuando pocos, excepcionales, han de saber el nombre del autor, bien puede reproducirse la historia de Atahualpa Yupanki… El famoso cantautor peruano para quien nunca importaba que el pueblo ignorara el nombre del autor de sus canciones, pues lo único trascendente era que las cantara…
ARRECIFES: Y, cierto, “cada quien es el arquitecto de su propio destino”… Si en la vida, por ejemplo, a una persona le va bien es porque supo sembrar en tierra fértil y años después tuvo una cosecha extraordinaria de sentimientos y pensamientos… Pero si la persona sembró tempestades y huracanes, eso mismo, “al pie de la letra”, habrá de cosechar… Digamos, y como reza el adagio popular de que quien “a hierro mata… a hierro muere”… Nada, entonces, de que a un hombre y/o una mujer le va mal porque los astros se acomodaron en contra y/o porque “Dios castiga sin palo y sin cuarta”…
ESCOLLERAS: A veces, la buena vibra y el mejor karma tarda mucho, demasiado, en devolverse… Pero, bueno, ahí está el relato bíblico de Job, el paciente, quien luego de perder sus bienes siguió alabando en el Ser Superior sin despotricar en contra y un día fue vuelto a bendecir… En ocasiones, el buen fario llega a uno mismo… Otras, sin revierte en los hijos… Incluso, hasta en los nietos… Pero llega… Y nunca, jamás, ha de caerse en la desesperación… Así se crea en un dios, en un chamán, en la astróloga, en la gitanita del barrio, en la Santita Muerte, en Mahoma y/o en Buda o Gandhi…
PLAZOLETA: “La cruda verdad” es una sola… “Se cosecha lo que se siembra”… Y si a otros les va bien quizá su ángel de la guarda sea efectivo y eficiente… Y en todo caso, se le tiene envidia que sea de la buena… Y cargarse de energía positiva en lugar de volverse una persona tóxica y de la que tarde o temprano se huirá como alma huyendo de Luzbel y del infierno… Y de las mujeres y los hombres malos…
PALMERAS: Cosas de la cultura en cada pueblo: los griegos y los romanos creían en los chamanes, los tlatoanis, los gurús, los seres extraterrestres y los ovnis… Y tenían en el palacio y en casa a un brujo de cabecera para descifrar sus días y noches… Y así vivían, o creían vivir, mejor… Ahora, pocos, excepcionales creen en la astróloga por más y más se anuncie… Incluso, hasta en la televisión como nunca cuando les iba bien con tanta generosidad política… Pero quizá con un arúspice de cabecera la vida sería mejor… (lv)