El Veracruz ensangrentado de García
I (Otra pareja asesinada)
Ahora fue en Catemaco. Una pareja más asesinada.
Ella, vendedora de jugos y ensaladas.
Él, taxista.
Ella, 43 años.
Él, 47
Ella, Morayma N.
Él, Manuel.
Y en la casa de ambos.
Los vecinos escucharon los gritos ensordecedores y avisaron a la poli.
Llegaron cuando ya estaban ejecutados.
Y los sicarios habían volado, más que al cielo como Remedios la bella en la novelística de Gabriel García Márquez, al infierno.
Mejor dicho, al rincón más arrinconado del infierno.
El sótano del infierno, por ejemplo.
“El infierno tan temido” del que hablaba sor Juana Inés de la Cruz.
“Una más” como exclama Narciso Busquets en la película “El gallo de oro” de Juan Rulfo.
Otra pareja asesinada.
En el transcurso de este año, diez parejas ejecutadas.
Los hombres y sus esposas.
Se ignora si como dicen por ahí en un ajuste de cuentas.
Y porque la mujer y el hombre “andaban en malos pasos”.
Y porque habrían abusado de la confianza de los malandros.
O simplemente, porque los carteles y cartelitos y sicarios y pistoleros han decidido multiplica la incertidumbre, la zozobra, el pánico, el miedo, “el miedo al miedo”, el terror y la inseguridad en “la noche tibia y callada” de Agustín Lara.
Tan “tibia y callada la noche” que Veracruz ocupa en la temporada guinda y marrón el primer lugar nacional en secuestros.
Extorsiones.
Feminicidios.
Fosas clandestinas.
Y el quinto lugar nacional en desaparecidos.
Y desaparición forzada.
Y con 33 (treinta y tres) Colectivos integrados con madres y padres con hijos y parientes desaparecidos, en uno de los primeros lugares nacionales en impunidad.
Catemaco, con sus tegogolos y brujos, chamanes y tlatoanis, en la lista, además, de parejas asesinadas.
Ella, vendedora de jugos y ensaladas.
El, taxista.
¿Alguno de los dos, o el par, tendrían malas amistades?
II (Veracruz, muy jodido)
Hacia finales del año 2024, Veracruz está ultra contra súper jodido.
Uno:
El asesinato de parejas.
Dos:
Los feminicidios.
Tres:
Los secuestros.
Cuarto:
Las extorsiones.
Cinco:
Las fosas clandestinas.
Seis:
El tiradero de cadáveres.
Siete:
Los cadáveres flotando en los ríos aguas abajo.
Ocho:
La impunidad.
Nueve:
El llamado Estado de Derecho en el rincón más arrinconado del infierno.
La tribu guinda y marrón nunca pudo.
Y como nunca pudo, incurrió en el desdén y el menosprecio.
La indiferencia y la apatía.
El sacrilegio de inculpar a los antecesores cuando García tiene cinco años y diez meses en el ejercicio del poder.
Diez:
Siempre, siempre, siempre, “lavándose las manos” porque es el ingeniero condecorado por la Universidad Veracruzana y por AMLO, el presidente, como el político más honesto del Golfo de México.
Pero incapaz para resolver los graves pendientes sociales del Estado jarocho.
Sabrá el chaman la forma, la estrategia, el incienso, con que se ganó a Andrés Manuel López Obrador, uno de los políticos más quisquilloso del siglo XXI. (lv)