Vivió para su familia pobre
**Se desvivió por su mamá
**Antón Chéjov, gran persona
EMBARCADERO: La vida familiar del escritor ruso, Antón Chéjov, ejemplifica la realidad universal... Su padre, pobre... Su madre, pobre... Los hijos, todos pobres... Incluso, la familia migrando de un pueblo a y otro y cambiándose de nombres y apellidos para evitar que los deudores y la policía los encontraran... Más duro todavía: viviendo la familia en el sótano de una iglesia porque el padre era religioso... Peor tantito: el padre encarcelado por tantas deudas
Más rudo aún: uno de los hermanos se enamoró y casó con una mujer con dos hijos… Y entonces, la vida en el umbral de la miseria, la pobreza total y la jodidez absoluta…
ROMPEOLAS: La situación económica y social de la familia pegó duro, demasiado duro en las neuronas y el corazón de Chéjov… Y antes de cumplir los diez años de edad, Chéjov descubrió que tenía muchísima facilidad para la literatura y escribía cuentos y poemas… Entonces, un hermano mayor le sugirió los llevaran a un periódico para ver si los aceptaban y los publicaban y le pagaban unos centavitos…
ARRECIFES: Los primeros dos, tres, directores editoriales le rechazaron los cuentos con el argumento de que eran serios, muy serios, y en los periódicos necesitaban hacer reír a los lectores… Y ni hablar, Chéjov se puso a escribir cuentos procurando hacer sonreír y reír al lector… Y fue cuando le empezaron a publicar… Y a pagar… Y en tales circunstancias familiares le llevaba el dinerito ganado a su señora madre para comprar la despensa, el itacate y la torta… El hermano mayor descubrió aquella minita de oro y le aconsejó llevara los cuentos a periódicos de otras regiones de Rusia… Y con la esperanza, claro, de mejorar el ingreso familiar según cuenta la escritora Iréne Némirosky en el libro “La vida de Chéjov”…
ESCOLLERAS: Y Chéjov los llevó… Y le fueron aceptados… Y el dinerito en casa fluyó más… Incluso, y con frecuencia, hasta quitando al padre la enorme responsabilidad… Tan fue así que, por ejemplo, se convirtió en una máquina de escribir cuentos… Y escribir, claro, para ganar más centavitos… Pero al mismo tiempo, de dudable y cuestionable calidad literaria… Pero para Chéjov, lo más importante era la tranquilidad económica, más que del padre, de su señora madre, quien procreara seis hijos… Chéjov, el de en medio…
PLAZOLETA: Así, y cuando la vida se había estabilizado, más o menos, Chéjov escuchó las observaciones de su maestro León Tolstói… Y asestó tremendo viraje a su literatura… Y aun cuando se desvivió más porque siguió escribiendo para los periódicos, escribía, digamos, a dos tiempos… Uno, para la prensa… Y dos, para construirse un espacio con honor y dignidad en la literatura rusa… Y escribía los grandes cuentos y novelas que prestigiaron su nombre en Rusia y en Europa y en Francia y en el resto del mundo…
PALMERAS: Padecía tuberculosis, la pandemia de aquel tiempo… Y arrojaba sangre por la boca… Y siempre andaba con un cucurucho con cartón duro y firme donde escupía y luego lo tiraba en la primera chimenea en su camino… Y aun cuando mayor se casó con una actriz de teatro, Chéjov vivía en una aldea y ella en París, haciendo y deshaciendo su vida loca… Incluso, en fiestas nocturnas que duraban hasta el mediodía siguiente y emborrachándose… Y Chéjov aceptando su realidad como enfermo y permitiendo que ella viviera a plenitud… Fue un escritor, un hombre, cien por ciento generoso y tolerante… Y un hijo y un hermano extraordinario… Fuera de serie… (lv)