Es decir, se ganan, más o menos, la torta, el itacate y la despensa limitada y jodida trabajando, por ejemplo, en la venta de volovanes en la parada del autobús urbano.
Y de tortas de casa en casa.
Y como taqueros en la vía pública.
Albañiles. Pintores de brocha gorda. Fontaneros. Ayudantes. Jardineros. Choferes. Veladores y mal pagados.
Parte considerable de trabajadoras domésticas.
Incluso, y de acuerdo con la investigación de la maestra Patricia Ponce, Veracruz, en el primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales.
Además, refiere la Encuesta de Ocupación, meses y meses acumulados en personas tocando puertas laborales y con el rechazo total y absoluto.
Bastaría revisar con lupa el aviso económico:
Solicito mesera. Solicito persona para la limpieza en restaurante. Solicito ayudantes para obra pública.
Solicito ayudantes de soldadores. Solicito asistente doméstica se quede a dormir.
Caray, días anteriores, la secretaría de Trabajo y Previsión Social de Veracruz vendió esperanzas baratas, ramplonas, demagógicas y populacheras alardeando de un empleo donde pagaban (ajá) treinta mil pesos mensuales.
Es el Veracruz luego de que 78 (setenta y ocho) gobernadores han ocupado la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa.
El Veracruz donde según la secretaría de Trabajo federal y el Seguro Social, la autoridad estatal fue y es y ha sido incapaz de recuperar los miles de empleos perdidos en la temporada del COVID.
Y el Veracruz en el primer lugar nacional en migración a Estados Unidos y tanto de hombres como de mujeres.
Todos huyendo de la tierra jarocha ante el gravísimo desempleo, subempleo y salarios pichurrientos.
Una exhibida más de García, el góber, “ejerciendo a plenitud el pinche poder”.
Su terrible y espantoso y frustrante Principio de Peter y Talón de Aquiles.

II (El centro del infierno)

Siete de cada diez personas de la PEA (Población Económicamente Activa) en el empleo informal significa el peor de los mundos económicos.
En términos generales, la jodidez total y por añadidura, ninguna posibilidad para alcanzar la dicha y la felicidad.
Cargando la cruz en un camino sembrado de espinas, cardos y abrojos.
Además, derecho, derechito al Gólgota.
El Gólgota de cada ciudadano y cada familia y cada pueblo.
Ta’cañón, duro y rudo vivir (ajá) del empleo informal.
Peor, mucho peor, considerando que un día pudo trabajarse, pero al día siguiente, a la quincena siguiente, en el mes próximo, despedido.
Y despedido porque en la calle hay más gente tocando la puerta laboral y con menores expectativas salariales y/o a comisión.
Vaya, bien pudiera considerarse que se trata del gravísimo pendiente social número uno en el Estado jarocho.
Más, mucho más, cuando en la familia hay cuatro, cinco, seis hijos.
Y todos creciendo para ingresar a la secundaria, el bachillerato y la universidad.
Y el padre (y la madre también) vendiendo tacos en el puesto callejero.
Tortas de casa en casa.
Volovanes a comisión en la parada del autobús urbano.
Etecé. Etecé.
Y la vida económica en un atolladero, mejor dicho, estercolero:
Los empresarios, los industriales, los comerciantes, por ejemplo, reclamando (y con justa razón) un Veracruz donde la vida y las inversiones estén garantizadas.
Y garantizadas en un Veracruz con un tiradero insólito y creciente número de cadáveres.
Y como la superficie jarocha está ensangrentada, entonces, la inversión privada, además de paralizada, migrando a otras entidades federativas.
Y el grueso de la población en el empleo informal.
Ya van 78 (setenta y ocho) gobernadores y Veracruz es así.
El centro del infierno. (lv)