Gays y glotones
**Cultura en Roma
**Hombres con hombres
UNO. Gays y glotones
Simone de Beauvoir tenía un escritor amigo. Y aquel escritor aseguraba que en Roma, y hacia mediados del siglo anterior, “el ochenta por ciento de los hombres se han acostado con hombres”.
En el libro autobiográfico, “La fuerza de las cosas”, cuenta que, incluso, aquellos hombres “eran muy glotones”.
Y competían entre ellos.
Digamos, a la altura de Alejandro El Magno, el joven y gran conquistador romano, rodeado de efebos y de vírgenes y que todo existía en su colección íntima.
DOS. Intercambio de efebos
Unos hombres salían del clóset como, por ejemplo, la fama pública de Sócrates y Séneca y quienes luego de predicar la filosofía en las plazas romanas, se encerraban en los baños públicos con sus chamaquitos.
Y hasta los intercambiaban.
Otros, sin embargo, preferían seguir en el clóset y sin trascender, pero al mismo tiempo, eficaces y eficientes.
Quizá a tono con los más altos grados de la civilización.
El sicólogo del barrio asegura que hay momentos cuando los hombres han tenido y probado las más intensas experiencias íntimas con mujeres.
Y como ya nada les satisface, entonces, dan el siguiente paso con hombres.
“Lo que se ve… no se pregunta” canturreaba Juan Gabriel.
TRES. Cofradía política
Tiempo existió en la Ciudad de México, por ejemplo, cuando tanto se habló de “La cofradía”, el grupito de políticos federales inclinados al tercer sexo.
Caray, hasta libros fueron publicados.
Equis número de artistas mexicanos ligados a grandes aventuras gay.
Y en la cúspide, hombres con hombres y mujeres con mujeres.
Lo decía el filósofo Miguel de Unamuno: “Nada humano… es ajeno”.
En Veracruz, por ejemplo, la comunidad sexual ya tiene un diputado local.
Vaya, entre ellos mismos suelen pelear disputando la curul de tres años.
Y desde luego, grillándose.
CUATRO. Sodoma y Gomorra
En la Roma del siglo pasado, ocho de cada diez hombres (todo indica) con experiencias masculinas.
Por eso, y entre otros hechos y cositas, en el relato bíblico fueron incendiadas las ciudades de Sodoma y Gomorra.
El destrampe sexual.
Tanto que, por ejemplo, Lot pudo salvarse con sus dos hijas pues la esposa volteó hacia atrás para mirar arder las ciudades y buscando a su amante y convirtió en estatua de sal.
Luego, en otra ciudad, las hijas de Lot se emborracharon con el padre y el trío terminó en una orgía.
CINCO. Hernán Cortés arrasando
Desde entonces, las pasiones de la comunidad sexual.
Por ejemplo, el conquistador Hernán Cortés y sus lugartenientes quedaron sorprendidos cuando en Cempoala advirtieron que el Cacique Gordo tenía cincuenta chamaquitos a sus órdenes sexuales.
Y nadie lo cuestionaba. Y hasta, parece, envidia le tenían.
Más, porque el Cacique era un Rotoplas, gordo, inmensamente gordo y vestía con especie de túnicas pues ningún sastre de la época le pudo elaborar trajecitos indígenas a la medida.
Entonces, la experiencia del amigo escritor de Simone bien puede considerarse parte de aquella cultura.
SEIS. Derechos adquiridos
La comunidad sexual tiene sus derechos.
Por ejemplo, pueden contraer nupcias en el Registro Civil.
El Seguro Social y también el Infonavit los considera y beneficia.
Las oportunidades laborales están garantizadas.
Pueden cursar una carrera universitaria y con los legítimos derechos humanos por delante.
Vaya, hasta como candidatos a un puesto público pueden figurar, aun cuando falta, por ejemplo, el siguiente paso para ser nombrados en una secretaría de Estado en el gabinete legal y ampliado.
Más todavía, figurar como candidatos a una presidencia municipal y una gubernatura y con “el tiempo y un ganchito”, a la presidencia de la república. (lv)