Alto en el camino
**Cavilar cada día
**Mirada interior
UNO. Cavilar, cavilar mucho
La escritora Simone de Beauvoir lo afirmaba y con tanta experiencia, conocedora de la naturaleza humana:
Hay una estrategia eficaz y eficiente para rejuvenecer la emoción social y la vida y las ganas de treparse al ring con los guantes puestos
para la pelea estelar.
Y es “sumergirse en la soledad y en la libertad”.
Digamos, una especie de alto en el camino para mirar y cavilar y escudriñar y diseccionar la vida en el pasado y la vida en el presente y la vida de cara al futuro que vendrá.
DOS. Alto en el camino
Bastaría referir, entre otras cositas, que si en el ejercicio del poder y la tarea de gobernar los políticos “meten la pata” y olvidan las promesas de la campaña electoral y del discurso de toma de posesión como jefes máximos, se debe, entre otras razones de peso y con peso, a que nunca se detienen a pensar y reflexionar en el día con día y noche con noche.
Y lo indicativo y significativo, que jamás tienen a un lado a una persona, una gente de confianza, un asesor, que en todo caso, cavile por ellos y les recuerde mirar lejos.
TRES. Media hora cada día a solas
Y para conseguir el objetivo superior, nada tan productivo como unos quince minutos, una media hora, mínimo, cada día.
Un encierro con uno mismo para auto/revisarse y autocriticarse.
Incluso, teniendo a la mano el decálogo de las pretensiones personales para reorientar la ruta crítica.
Tanto de la vida personal como la vida en la administración pública.
Más, cuando está comprobado que los días pasan demasiado rápido y suelen evaporarse sin dejar huella.
Por el contrario, estancándose.
Así, la soledad para el diálogo crítico con uno mismo lleva al ejercicio de la libertad.
La libertad como el más elevado atributo del ser humano y garantizando la dignidad.
El día cuando se pierde la dignidad, se pierde todo. Absolutamente todo.
Famoso la frase memorable de los subalternos de los políticos:
“Contigo… hasta la ignominia”.
CUATRO. El tiempo vuela…
La vida suele llevarse de manera intensa y volcánica y sin nunca darse un espacio para cavilar.
Y cuando los políticos, por ejemplo (y también las personas en su vida privada) lo advierten, el tiempo ya pasó.
Incluso, se ha llegado a la antesala de la muerte cuando la mayoría poblacional suele andar con un botiquín en la mano con tantas medicinas para atenuar equis número de enfermedades.
CINCO. Caminar y solos
Simone de Beauvoir solía apartarse de la manada y el rebaño para “sumergirse en la soledad” y el camino directo a la libertad.
Entonces, agarraba camino, por ejemplo, a la montaña y en donde permanecía durante semanas caminando de diez a doce horas diarias.
Y durmiendo bajo una carpa o en galpones.
A veces, acompañada. Pero la mayoría de las ocasiones, sola, claro, para estar a solas consigo mismo.
Otras ocasiones, alquilaba una habitación en un hotel donde nadie la conociera y se encerraba varios días a cavilar y a teclear un libro, un ensayo, una conferencia pendiente.
SEIS. Pulir la vida
Fama pública de los monjes encerrados en el monasterio y dedicados a pensar y dar miles de vuelta a los mismos asuntitos, incluso.
Y luego, a escribir para dejar un testimonio sobre su paso en la tierra.
Ellos, claro, con otras funciones diferentes a los mortales que andamos en la tierra “para arriba y para abajo”.
Pero más, mucho más, una disciplina que bien podrían adquirir y practicar las tribus políticas porque acaso pulirían y volverían a pulir el estilo personal de gobernar y ejercer el poder. (lv)