Grandes enseñanzas
**Y de políticos locales
**El cristal con que se mira...
ESCALERAS: Algunos políticos de Veracruz han dejado grandes enseñanzas. Tanto para la vida como para la administración pública. Tanto para las relaciones personales como políticas.
Entre los siguientes y considerando que cada uno suele mirar la vida “de acuerdo con el cristal” con el que se revisan.
Manuel Ramos Gurrión. Nunca habló ni hablaba mal de nadie. Así fuera el peor adversario, el peor opositor, el peor enemigo.
Dante Alfonso Delgado Rannauro. La insólita capacidad para reinventarse a sí mismo y volverse, incluso, otra persona, otro político.
Gonzalo Morgado Huesca. La disciplina institucional “y a prueba de bomba”.
PASAMANOS: José Luis Lobato Campos. La capacidad para alternar la política con la vida empresarial.
Mario Vargas Saldaña. Las relaciones públicas, oficiales y discretas, arriba y por debajo de la mesa, con políticos y periodistas. Sobre todo, columnistas en las grandes ligas.
Miguel Ángel Yunes Linares. Siempre con los guantes puestos y en defensa de su libertad y dignidad.
Raúl Arias Lovillo. La grandeza académica y la discrecionalidad.
Ignacio Rey Morales Lechuga. Mirar lejos, anclado en el presente.
Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez. El retiro de la política a tiempo para entregarse a sus hijos. Y ahora, a su primer nieto.
CORREDORES: Fidel Herrera Beltrán. A tono con su filosofía de vida de “tiempo de sumar, tiempo de sumarse y tiempo de sumirse”.
Amado de Jesús Cruz Malpica. “Desde lejos los toros se ven mejor”. Y con frecuencia, entre más lejos, más cerca. De igual modo, que entre más cerca, el riesgo de más lejos pues “suele vivirse en el ojo del huracán” intenso y volcánico.
Edel Álvarez Peña. Después de la política, nueva vida. Y con más bríos y ganas empujando la carreta y remando la canoa.
BALCONES: Francisco Montes de Oca y Juan Hillman Jiménez. Cuando el destino alcanza… Incluso, sórdido y siniestro pues ambas perdieron la amistad de varios lustros cuando en el sexenio de Agustín Acosta Lagunes e Ignacio Morales Lechuga aparecieran en el palenque político estatal.
Salvador Valencia Carmona. La academia, más sólida que la política.
Rafael Hernández Villalpando. Del PRI a Convergencia por la Democracia. Luego, el deslinde. Y después, en MORENA. Ahora, listo para otra proyección. “Solo se hace camino al andar” que escribiera León Felipe.
Efrén López Meza. La vida sexenal. Debut y adiós. “Caer de pie” en el despacho jurídico. Y en el rancho de toda la vida.
PASILLOS: Fernando López Arias. Luego de carrera política ininterrumpida, desde la Procuraduría General de la República hasta la gubernatura, el retiro. El adiós.
Rafael Murillo Vidal. Con la paciencia y la prudencia como escafandra, tiempo de tirar cohetes. Y tiempo de levantarlos. Luego de la gubernatura, a la dirección de Correos y al retiro.
Rafael Hernández Ochoa. En el retiro en su rancho, un accidente. Y perdiendo la vida. Quizá esperando otro tiempo.
Fernando Gutiérrez Barrios. La muerte le sorprendió en el quirófano cuando le operaban. Soñando en el siguiente paso.
Patricio Chirinos Calero. El retiro como forma digna de estar, ser y trascender. El fin de un tiempo generacional. La puerta abierta para quienes siguen.
VENTANAS: Ranulfo Márquez. Desaparecer de la vida pública. Borrarse. Lo que fue... ya no será.
Antonio Benítez Lucho. Vivir pensionado.
Jorge Uscanga Escobar. El retiro total y absoluto.
Felipe Amadeo Flores Espinoza. Aletear por ahí de vez en vez para “medir el agua a los tamales” políticos.
Héctor Yunes Landa. El servicio civil de carrera.
José Yunes Zorrilla. Cavilando. Cavilando. Cavilando. (lv)