Buscar la felicidad
**Tener quien te ame
**Un trabajo a gusto
EMBARCADERO: Albert Camus, Nobel de Literatura, pasó la vida asegurando que la prioridad número uno del ser humano es defender siempre su legítimo derecho a la felicidad... Nada más importante para una persona y la familia que buscar la dicha en cada amanecer y anochecer... Con todo, incluso, probado y comprobado que la felicidad total y absoluta nunca ha existido... Existen, por el contrario, momentos estelares de gozo propio
Y esos instantes han de guardarse y conservarse para recordarse en el tiempo atroz de las vacas flacas… Las vacas flacas dominantes, caray, en la vida de todo ser humano…
ROMPEOLAS: El derecho a la felicidad pasa por dos filtros… Uno, tener un trabajo pagado con justicia laboral y las prestaciones de ley y en donde cada día se llegue a gusto y con gusto porque domina un medio ambiente respetuoso… Y, dos, el derecho a vivir sin sobresaltos, es decir, sin miedo a un secuestro, una desaparición, un asesinato, una fosa clandestina… A partir de ahí cada persona puede desarrollarse a plenitud… Conscientes todos, por ejemplo, de que en Veracruz hay seis millones de habitantes de los ocho millones “atrapados y sin salida” en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos como legítima estrategia y salida para alcanzar un empleo digno y estable…
ARRECIFES: Uno de los riesgos de la felicidad dice el sicólogo del barrio es codiciar lo que otros tienen, sin detenerse ni reparar en lo que cada persona y cada familia puede disponer como satisfactores básicos… Peor, mucho peor, cuando los otros (la familia, los amigos, los compañeros de empleo, los vecinos) son pudientes y de igual modo uno vive deseando lo que otros tienen… Pero si en el camino se reflexiona y se acepta como se es, entonces, los días y noches siempre estarán llenos de resplandor…
ESCOLLERAS: Más, y cuando con todo y tratarse de un proverbio popular, nadie, absolutamente nadie se lleva un bien material al otro lado del charco cuando se muere… Ni tampoco nadie se vuelve ni es inmortal… Y, bueno, si hay gente frívola y soberbia, la Biblia es consejera extraordinaria cuando dice que en caso de toparse con gente así lo ideal es alejarse lo más posible… Y cada quien su vida… Y que a las partes les vaya bien…
PLAZOLETA: Albert Camus perdió a su padre en la guerra cuando tenía dos años de edad… Su madre era analfabeta y nunca aprendió a escribir y leer… Y se ganaba la vida como trabajadora doméstica de casa en casa… Entonces, Camus descubrió la felicidad en las tardes cuando luego de la escuela primaria se iba con los amigos a la playa… Y también, los fines de semana… Entonces, su gran riqueza fueron el mar, la playa, los amigos, el sol, la luna, las estrellas, jugar futbol en la playa y tocar la guitarra y cantar todos juntos… Fueron aquellos, cuenta en un libro de crónicas, los días más dichosos… Y aquel niño ganó el premio Nobel de Literatura…
PALMERAS: Cada persona, entonces, tiene el legítimo derecho a buscar su paraíso terrenal… Su mundo… Su isla privilegiada… Lo escribió el poeta Watt Whitman: “No dejes que termine el día sin haber crecido un poco”… Y, claro, con objetivos específicos para remar la canoa y patear el balón en cada amanecer… Y lo más importante, sin perder nunca la razón superior… Digamos, como el pájaro carpintero picoteando una y otra y otra y otra vez el árbol duro y rudo… (lv)