Y el dinosaurio sigue ahí
I (Ricardo Monreal, el Bartlett del siglo XXI)
Ricardo Monreal Ávila es el Manuel Bartlett Díaz del siglo XXI.
Ambos expriistas, en MORENA y el PT (Partido del Trabajo) se han sabido mover con eficacia y eficiencia y sobrevivido a varios presidentes de la república.
Monreal, por ejemplo, gobernador de Zacatecas, delegado en la Ciudad de México, legislador federal, pasa de coordinar la bancada de MORENA en el Senado a jefe máximo de la bancada guinda y marrón en la Cámara Baja.
Manuel Barlett, secretario de Gobernación y Educación Pública, fallido precandidato presidencial en el priismo, gobernador de Puebla y director de la Comisión Federal de Electricidad y defendido a ultranza por AMLO, el presidente, cuando fue señalado en la revista Proceso de su paraíso terrenal en los terrenos adyacentes al Tren Maya.
Ahora, Bartlett en lista de espera para ver si trasciende a AMLO y brinca al gabinete ampliado de Claudia Sheinbaum.
Y/o de lo contrario, sigue haciendo negocios a través de la familia.
Monreal, también fallido aspirante a la candidatura presidencial en el tiempo del jefe máximo, AMLO, encarnando al dinosaurio de Tito Monterroso en el cuento más corto del mundo de que “al despertar el dino seguía ahí”.
Incluso, coordinando a los diputados federales de MORENA en el próximo trienio bien pudiera seguir construyendo la candidatura presidencial para el año 2030.
Más con un hermano, gobernador en Zacatecas. Y otro hermano, presidente municipal.
En total, dieciséis hermanos para soñar y operar el 2030.
Monreal, más hábil que Porfirio Muñoz Ledo. Más hábil que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Más hábil que Manlio Fabio Beltrones. Más hábil que Dante Alfonso Delgado Rannauro, examigo, por cierto, de AMLO, cuando ambos soñaban en el Paseo de la Reforma en la Ciudad de México con adueñarse de Palacio Nacional.
Se enfrentó a AMLO acariciando la candidatura presidencial y aun cuando perdiera, trascendió a Andrés Manuel López Obrador.
Y enfrentado a Claudia Sheinbaum, supo jugar las pelotas y empujar la carreta y al perder la nominación presidencial fue un diplomático hábil y de igual modo la trascendió.
Al frente de la mayoría de diputados federales tendrá espacio y tiempo suficiente para rozar el cielo con la yema de los dedos.
Más cuando de su operación política dependerá el buen término de las iniciativas de ley de AMLO enviadas al Congreso de la Unión “al cuarto para las doce”.
De hecho y derecho, como para despedirse, incluso, con la Reforma Judicial que tanta inconformidad social y coraje ciudadano y político ha originado.
Educado en la cultura priista, Monreal ha jugado en la cancha guinda y sigue ganando batallas estelares.
Lo escribió el poeta español, León Felipe, “se hace camino al andar”.
Y aun cuando bien pudo abrirse paso, digamos, para la secretaría de Gobernación y/o de Educación, Monreal apostó (y apostó bien) a la independencia y a la libertad política manejando el Congreso federal.
Dos veracruzanos, entre otros y hasta donde se sabe si se sabe bien, amigos de Monreal.
Uno, José Manuel del Río Virgen, y a quien defendió con todo rafagueando a Cuitláhuac García Jiménez cuando lo encarcelara en el penal de Pacho Viejo.
Y dos, Héctor Yunes Landa, listo para la curul local pluri.
El ex dinosaurio priista, ahora morenista, continúa ahí.
Asestando manotazos. (lv)