Veracruz, bajo fuego
I (Tres gobernadores “cortados por la misma tijera”)
La denominada Gran Cuarta Transformación opera en Veracruz con el siguiente estilo personal de ejercer el poder y filosofía política:
“Vi a unos sicarios encañonando a mi hijo. A mi nuera. A mis nietos. Y a mí.
Y estoy destrozada y triste.
Y es que en la autopista de Orizaba a Puebla y en las Cumbres de Maltrata, la ola de asaltos es imparable”.
Es la señora Aracely Salcedo, fundadora de un Colectivo en Orizaba, integrado con madres y padres con hijos y parientes desaparecidos.
Fue en el sexenio de Javier Duarte cuando otros pistoleros y malandros se llevaron a su hija Fernanda Rubí de una discoteca en el pueblo.
Y cuando en ese mismo sexenio encaró sin rodeos y sin ambages y sin duda y con firmeza a Javier Duarte en una girita en la ciudad.
Desde entonces, luchando por encontrar a su hija y a los hijos secuestrados y desaparecidos de tantos y tantos y tantos padres.
La violencia de antes. La violencia de hoy.
Par de sexenios parecidos en la incertidumbre, la zozobra, la inseguridad y la impunidad.
El día cuando la señora Aracely Salcedo y su familia fueron encañonados las escoltas asignadas por la Fiscalía General de la República estaban ausentes.
Y un día anterior, en el mismo tramo, cinco camionetas robadas.
Ene número de ocasiones, los transportistas han clamado seguridad y lo que, todo indica, es mucho, demasiado, excesivo pedir.
Hacia finales del siglo XX y en lo que va del siglo XXI, tres gobernadores con un Veracruz polvoriento, sórdido y siniestro.
Uno, Agustín Acosta Lagunes.
Dos, Javier Duarte.
Y tres, Cuitláhuac García Jiménez.
Dieciocho años la población del Estado jarocho, bajo fuego.
En cuarenta días y noches, el capitán Fernando Gutiérrez Barrios pacificó Veracruz cuando en los cuatro puntos cardinales merodeaban y eran dueños del destino individual, familiar y colectivo los sicarios de “La Sonora Matancera”.
Aquellos amiguitos que cobraban cincuenta mil pesos (de entonces) por asesinar a una persona.
Los caciques (los jefes de los carteles de ahora) dueños, además, de montón de municipios con sus alcaldes, síndicos, regidores, tesoreros municipales, directores de Obra Pública y tesoreros.
Por aquí cayó el primer cacique y el segundo y el tercero y el cuarto con Gutiérrez Barrios, los demás huyeron a la sombra de la noche a otras entidades federativas.
Y en Veracruz, la mitad de la población y la otra mitad respiró tranquila.
Y todos a trabajar con entusiasmo y productividad.
La nostalgia de aquel tiempo.
El infierno hoy y en tres sexenios.
II (Once años de sufrimiento y dolor)
Fernanda Rubí, la hija de Aracely Salcedo, fue secuestrada y desaparecida el 7 de septiembre del año 2012.
En unos días cumplirá once años desaparecida.
La madre la ha buscado sin resultados.
Era (es) una chica guapa, muy guapa, hermosa, bella.
Once años de dolor y sufrimiento personal, maternal y familiar.
Once años sin tener un lugar concreto y específico para (digamos, y solo pensando en lo peor) llevar flores y veladoras y agua bendita.
Once años sin abrazarla y decirle que la familia la ama. Y extraña. Y vive pendiente.
Once años de tocar las puertas estatales y federales para ser auxiliada en la intensa y frenética búsqueda y sin nadie contestando ni alentando una sola esperanza.
Más tratándose de “un delito de lesa humanidad que nunca prescribe”.
Se fue Javier Duarte.
Se fue Miguel Ángel Yunes Linares.
Está a punto de irse Cuitláhuac García Jiménez.
Y la señora Salcedo continúa con el Colectivo y el resto de madres y padres en igualdad de circunstancias, removiendo la tierra y los escombros.
Y apostando a la esperanza de ser escuchada y con hechos concretos y específicos.
Ahora, de ñapa, una hija, una nuera y sus tíos y ella misma encañonada en la autopista de Orizaba a Puebla por los sicarios, los pistoleros, los malosos y los malandros.
Es el Veracruz gobernado ahora por las tribus guinda y marrón de MORENA y la 4T y el obradorismo.
Todos ellos en el principio de Peter.
No pudieron.
No han podido.
Ni podrán.
Y quizá, y a partir del menosprecio y el desdén, ni les ocupa, preocupa ni interesa.
Así lo dispuso AMLO, el presidente, para Veracruz. (lv)