Pero también don Julio Scherer García y el poeta español, León Felipe… Y el cronista y compositor, Renato Leduc… Y Jacobo Zabludovsky… Roberto Blanco Moheno… Carlos Fuentes… Álvaro Mutis… Gabriel García Márquez…

ROMPEOLAS: Enrique Loubet jr., el mejor cronista nacional del siglo pasado… Elías Chávez con sus crónicas con gran sentido del humor… Vaya, Salvador Díaz Mirón compartiendo La Parroquia con el café del Hotel Diligencias… Una bendición aquel Veracruz con el Salón Villa del Mar para “mover el bote” y el salón “La Luna”, el preferido, además, de las trabajadoras domésticas y las chicas solteras naciendo a la vida intensa y volcánica…

ARRECIFES: Incluso, en el salón Villa del Mar cuando hacia la madrugada las parejas efímeras, al vapor, solían perderse en la playa escuchando el ruido de las olas del Golfo de México desembarcando en la arena y las parejitas haciendo el sexo… El tiempo del playboy de todos los tiempos, Guillo Diestel Pasquel, con su noviecita y esposa, Manoella Torres, en la gran delicia con su concierto en el penal de Allende… Aquella reina del carnaval que asesinara a sus hijos y los destazara y sepultura los cachitos en unas macetas colgando del balcón de su departamento…

ESCOLLERAS: Toña la negra cantando boleros en los autobuses del transporte urbano de pasajeros, antes, mucho antes, de ser descubierta por Agustín Lara… Y su hermano, El Negro Peregrino, a veces, rasgando la guitarra al lado de ella… Pero por lo general, ofreciendo serenatas en el parque Zamora porque el Zócalo estaba inundado de mariachis y tríos… Los alaridos de los fanáticos cada vez que Luis “El Pirata” Fuentes anotaba un gol y los alaridos de los fans cuando Beto Ávila anotaba un jonrón en el estadio de beisbol… Los banquetazos de picadas y gordas al mejor estilo del memorable y citable barrio de La Huaca…

PLAZOLETA: Tiempo cuando cada cantina ofrecía de sotana sabrosísimo caldo de pescado en la primera cerveza… Y caldito y par de tacos en la segunda… Y cuatro taquitos y otro caldito en la tercera cerveza… Y luego, ofreciendo el menú gastronómico del día… Y con frecuencia, una mesera pidiendo si se le invitaba una cervecita como en el filme cinematográfico de Luis Estrada, “El infierno” con Damián Alcázar… Es el Veracruz que siempre ha acompañado en la vida como una fiesta en la versión de Ernesto Hemingway en “París era una fiesta” describiendo los días y las noches de los años 1921 a 1926, cuando “era feliz, indocumentado y pobre”…

PALMERAS: Pecado mortal de un jarocho nunca haber caminado en el barrio de La Huaca… Jamás tomar un lecherito en La Parroquia… Nunca haberse atragantado con picadas y gordas en el Sanborcito… Jamás haber agarrado “la jarra” en Los Portales ni contratado un mariachi para la serenata en la madrugada lluviosa y tibia… Jamás haber saboreado tacos en “La michoacana” del mercado Hidalgo… NI haber comprado unos elefantitos en el mercado de artesanías en el malecón del paseo… Un jarocho es así es un desnaturalizado…