del Trabajo la garantice, y otro, el ultraje de la ley “a tiro por viaje”.
B, vivir sin sobresaltos en cada amanecer y anochecer.
Y vivir sin sobresaltos significa sin secuestros, sin desapariciones, sin asesinatos, sin fosas clandestinas y sin el tiradero de cadáveres por todos lados y sin que los cadáveres floten en los ríos y lagunas de Veracruz y de norte a sur y de este a oeste.

DOS. Calidad en la salud pública

C, usufructuar a plenitud la mejor calidad de vida a través de un sistema de salud pública de primera.
Nada de que las consultas están completitas hasta dentro de seis, siete, ocho meses.
Nada de insuficiencia de medicamentos en los hospitales públicos.
Nada de que ningún espacio existe para la operación quirúrgica de emergencia.
Nada de que los padres de familia han de botear en la calle enfrente del hospital para comprar las medicinas para los niños con cáncer.

TRES. Educación competitiva

D, una educación primaria, secundaria, bachillerato y universitaria garantizada en su calidad.
Y calidad de primera.
Y competitiva para que luego de cargar la mochila escolar durante unos veinte años, ningún egresado se enfrente al desempleo y subempleo más canijo de la historia.
Nada, incluso, de que como en Veracruz hay 550 (quinientos cincuenta) mil habitantes que no saben leer ni escribir.
Y de catorce años de edad en adelante.

CUATRO. Justicia a secas

E, una procuración de justicia de primera, y como dice el adagio jurídico por ahí, “pronta, rápida y expedita”.
Y, claro, confiable.
Nada de que los familiares, amigos, vecinos, compañeros de clases y de la chamba necesitan lanzarse en marchas de protesta, llenos de coraje social y de indignación crónica, para que la Fiscalía General haga justicia.
Simplemente, justicia.
Ni menos, nada de que desde el aparato de justicia las personas contestarias sean victimizadas, satanizadas y condenadas.
Incluso, desde la línea ágata cuando los políticos “tiran la piedra y esconden la mano”.
Y, F, garantizado el desarrollo humano en el mayor número de personas y familias para, entre otros objetivos y utopías, alcanzar la dicha y la felicidad.
Conscientes, claro, y todos, de que en la vida nunca, jamás, existe una felicidad total.
Por el contrario, hay ratitos felices que han de guardarse y conservarse para animar y reanimar los días adversos, torrenciales y huracanados.
Lo escribió la novelista Iréne Némirovsky:
“La vida ha de amarse por las pequeña y fugaces alegrías que nos da”.

CINCO. La vida, una aventura

En conjunto, se trata de las legítimas aspiraciones, utopías, sueños, ilusiones, quimeras del ser humano para vivir, estar, ser y trascender.
Desde luego, toda vida humana constituye una aventura y un riesgo.
Y con frecuencia, se muere en el intento.
Pero al mismo tiempo, nada hace tan dichoso como empujar la carreta todos los días atrás del sueño, aunque la carrete esté destartalada.

SEIS. Búsqueda inacabable

En el viaje, el Estado, las tribus gobernantes, las elites encaramadas en el decibel más elevado de la administración pública, desempeñan la parte más importante.
Un pueblo se siente realizado cuando el mayor número de aspiraciones puede lograrse.
Incluso, por añadidura, es una población contenta y satisfecha con el estilo de ejercer el poder y gobernar de las generaciones políticas en la silla embrujada del palacio de gobierno.
Caray, es y ha sido la búsqueda de todos los tiempos…
Y en cada sexenio y cuatrienio arribando al poder…