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Expediente 2025
Sábado 27 julio, 2024

Más, más, más abusos policiacos

I (Peor descrédito de la 4T)

Otra vez el abuso policiaco en Veracruz.
De nuevo, un ciudadano asesinado.
Ahora, en Banderilla.
Inocencio N.
Los presuntos homicidas:
El comandante policiaco, Issac N.
El policía José Mahelial.
Y el policía Geovanni.

Luis Velázquez

Los tres, dice la Fiscalía General, detenidos.
En tanto, en el pueblo, marcha con ciudadanos molestos, irritados, inconformes, encabritados.
Todos, reclamando justicia.
Simplemente, justicia y lo que, bueno, quizá, quizá, quizá, es, sería, mucho, demasiado pedir.
El 13 de julio, Inocencio tomaba unas cervezas en una calle de Banderilla.
Entonces, la policía municipal pasó por ahí y lo detuvo.
Y en lugar de llevarlo a los separos lo trasladaron a un despoblado en Jilotepec.
Allí fue hallado desnudo y golpeado.
Entonces, acercado al hospital.
Y atendido.
Pero dos días después, el 15 de julio, falleció a causa de la madriza de los policías municipales.
Entonces, y como es lógico, la familia, los amigos, los vecinos, se llenaron más, mucho más, de coraje social y la indignación crónica floreció en la tierra fértil.
El trío de polis fue detenido.
Ahora, que sometido a proceso penal.
“Veremos” dijo el cieguito clásico.
Pero los días y noches caminando en el Veracruz ensangrentado son duros y rudos.
Inverosímiles.
La policía con los agentes de Tránsito, el primer contacto, enlace, puente, entre la autoridad pública y los ciudadanos de a pie y motorizados.
La policía, pues (y en el caso) manifestando el estilo personal de ejercer el poder y gobernar de la llamada Cuarta Transformación.
La honestidad valiente.
La purificación moral.
La cantaleta de que “no somos iguales”.
Con hechos infaustos y fatídicos como en Banderilla y otras demarcaciones de Veracruz, ningún respeto por las corporaciones policiacas.
Y por añadidura, por el gobierno del Estado.
En contraparte, el miedo, “el miedo al miedo”, el temor, el pánico, la angustia y hasta la desesperación toparse con un policía.
Peor todavía, con una patrulla policiaca.
Todavía peor, en la noche.
Peor aún, en la noche y con lluvia.
Los policías actúan así porque “una mano mece la cuna” y los blinda y protege.
Y, bueno, si ya el pueblo “la hace de tos”, los presuntos asesinos son detenidos y que sujetos a proceso penal, con todo y que bien pueden ser comisionados en la sierra de Huayacocotla o el Valle de Uxpanapa para dejar que el tiempo, tan sabio, haga olvidar las heridas, las afrentas, los agravios, los abusos y los excesos del poder.

II (La policía reprime ¿y los carteles?)

Bueno que ha salido y sigue la policía para reprimir a los ciudadanos contestarios.
Pero… ¿y la lucha contra los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros?
¿Y el combate contra la delincuencia común, rateros, raterillos, ladrones y ladronzuelos de casas habitación y tiendas comerciales?
¿Y los señalamientos de que también compiten con los malosos agraviando y acosando y robando a los migrantes de América Central (Honduras, Guatemala y El Salvador) en su paso por Veracruz?
¿Y el acoso policiaco en Xalapa, entre otras ciudades, en contra de la comunidad sexual ofreciendo servicio nocturno en las calles y avenidas?
¿Y tantos, tantos, tantos a las escuelas primarias y secundarias del Estado de Veracruz?
¿Y el clamor de los familiares para combatir con hechos concretos y específicos los feminicidios, secuestros y extorsiones?
¿Y la demanda de seguridad de los 33 (treinta y tres) Colectivos, integrados con padres con hijos y parientes secuestrados?
¿Y tantas fichas publicadas por la Comisión Estatal de Búsqueda con número inusitado, creciente, de personas secuestradas y desaparecidas?
¿Y el famoso Estado de Derecho ondeando la bandera de que la seguridad en la vida y los bienes constituye la primera obligación gubernamental?
Veracruz es inmenso.
Y la demanda de seguridad y certeza en el diario vivir es demasiado gigantesca.
El peor pendiente social de la llamada Cuarta Transformación en Veracruz.
¡Pobre gobernador, incapaz de explicar lo inexplicable y justificar lo injustificable!

III (Galería política bajo sospecha y evidencia)

Nunca pudo Javier Duarte con el oleaje de inseguridad, incertidumbre y zozobra.
Tampoco Agustín Acosta Lagunes con el tsunami violento con “La Sonora Matancera”.
Jorge Cerdán prefirió asociarse con el cacique de “La Mano Negra”, Manuel Parra, para asesinar agraristas en la feroz defensa por la tierra.
Luis Mier y Terán ordenó a sus guardaespaldas “matar en caliente” a los jarochos sublevados a la nueva reelección de Porfirio Díaz Mori.
Teodoro A. Dehesa se hizo omiso y occiso con la matanza de trescientos obreros textiles en Río Blanco en huelga.
Entre otros.
Tampoco pudo…
Ni ha podido…
Ni podrá Cuitláhuac García.


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