Pública Urbana del INEGI (ni más ni menos) precisa que hay tres municipios donde la sensación y percepción de inseguridad, incertidumbre y zozobra alcanza la peor calificación.
Xalapa, Veracruz y Coatzacoalcos.
Dos municipios gobernados por MORENA. Y el otro por el PAN.
Además, la certeza de la población encuestada de que la incertidumbre se multiplicará en los próximos meses.
Por ejemplo, en las carreteras.
Y a la salida de los bancos.
Y en el cajero automático de los bancos.
Dos:
Caray, y la policía estatal, en el desprestigio total y absoluto.
Tres casos:
En Totalco asesinaron a dos hermanos, dejando seis hijos en la orfandad y dos viudas a la hora de un brutal desalojo en protesta social contra las Granjas Carroll y que siguen contaminando las aguas del río con la crianza de cerdos.
En Poza Rica, los policías acusados de desaparecer a una estudiante de Ingeniería Petrolera de la Universidad Veracruzana.
Incluso, que acosada por un policía calenturiento.
Y en Xalapa, los policías en feroz persecución contra par de alumnos de la Universidad Iberoamericana, hiriendo a los dos.
Cuando, digamos, en vez de disparar en contra de ellos bien pudieron ponchar las llantas de la camioneta en que viajaban, por ejemplo.
Tres:
En el norte de Veracruz, cinco desaparecidos.
Tres mujeres y dos hombres.
El epicentro en Vega de Alatorre, Poza Rica y Tihuatlán.
Días y semanas violentas.
La violencia en su más alto decibel.
Violencia de los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros.
Y violencia… de los policías.
La vida en Veracruz, un infierno.
Es más, en el rincón más arrinconado del infierno.
Todos los días y noches, Veracruz ensangrentado.
He ahí los hechos del estilo personal de ejercer el poder desde la autoridad estatal.
Es la misma incertidumbre vivida y padecida en el casi sexenio de Javier Duarte.
Y de Agustín Acosta Lagunes.
Y de Jorge Cerdán con la masacre de cuarenta mil agraristas defendiendo la tierra.
Y de Luis Mier y Terán con la famosa orden porfiriana de “¡Mátalos en caliente!”.
Y de Teodoro A. Dehesa con los trescientos obreros textiles de Río Blanco asesinados por soldados a una orden del dictador Porfirio Díaz para defender a un extranjero, su amigo.
Los periodos constitucionales más cruentos en la historia local después de 78 (setenta y ocho) gobernadores.
El salsero laureado de Veracruz, con su cuota de sangre.
El Estado de Derecho lo establece con claridad:
La primera obligación de la tribu gobernante es garantizar la seguridad en la vida.
Y en los bienes.
Pero, bueno, los bienes, ya se sabe, van y vienen… si regresan.
Inverosímil, insólito, inaudito que la policía siga cometiendo atropellos y ninguna autoridad, ninguna, ninguna, los pueda frenar.
Pareciera, caray, que hasta permiso, anuencia, visto bueno, tuvieran…

II (Veracruz, lleno de cadáveres)

En el tiempo de la 4T en Veracruz, los días y las noches son así:
Cadáveres de mujeres.
Cadáveres de niños.
Cadáveres de chicos.
Cadáveres de hombres.
Cadáveres de ancianos.
Fosas clandestinas de norte a sur y de este a oeste.
Los narcos y los policías compitiendo entre sí como los más desalmados, los más inclementes, los más duros, los más canijos.
Los ciudadanos, desaparecidos, como primer paso de la violencia impune.
El segundo, asesinados.
El tercero, ultrajadas sin son mujeres.
El cuarto, ejecutados.
El quinto, desmembrados y metidos a una bolsa negra de plásticos para tirarse en la vida pública.
El sexto, los ríos y lagunas como cementerio particular de los malosos.
Y séptimo, las fosas clandestinas.
Es el Veracruz soñado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, tan orgulloso de que su padre naciera en Veracruz, en Tres Valles, en la Cuenca del Papaloapan.
¡Hosanna, hosanna!