Vivir endrogados
**La mitad de la población
**Fracaso obradorista
ESCALERAS: Quizá lo peor es vivir endrogado. Incluso, esconderse en casa cuando el cobrador llega. Peor si llega un citatorio.
Los padres de los escritores Antón Chéjov y Charles Dickens vivieron tan endrogados y toda la vida pues a cada rato pedían prestado incluso para comer que en repetidas ocasiones terminaron encarcelados.
Es más, huyendo de pueblo en pueblo y cambiando de nombres.
Luis Velázquez
El dueño de un barquito pesquero perdió su nave en una tempestad cuando el barco se fue a pique en el Golfo de México.
Y andaba tan endrogado que una madrugada se colgó de un árbol gigantesco en la calle enfrente de su casa.
PASAMANOS: Por eso vaya machetazo al obradorismo ahora cuando el Instituto Nacional de la Economía Nacional revela que la mitad de la población de “la república amorosa y humanística” está endeudada.
Peor, cuando desde Palacio Nacional han predicado que somos “una de las economías más prósperas del mundo” (La Jornada, Julio Gutiérrez).
Y cuando queda claro que “las empresas financieras no pueden ayudar a todos ellos a salir del problema porque solo buscan maximizar ganancias”.
CORREDORES: Todavía peor: porque todas las empresas tienen un solo objetivo como “es sacar los recursos del país”.
Ninguna razón, entonces, para creer que hacia el final del sexenio obradorista estamos en jauja, usufructuando el mejor de los mundos.
Por el contrario, madrazazo limpio a la economía familiar con la recesión que padecimos.
Y con los estragos económicos del COVID que todavía están vigentes y más ahora cuando la pandemia está de regreso.
Y una inflación descarrilada, fuera de control posible, obligando a las amas de casa a devolver en la caja de la plaza comercial parte de la despensa.
BALCONES: Peor, mucho peor, ahora cuando, por ejemplo, la UNAM, la máxima casa de estudios del país, rechazó a más de cien mil jóvenes aspirantes a ingresar al primer año de la carrera universitaria.
Y los padres, claro, obligados hasta donde la economía lo permite a inscribirlos en una escuela privada aunque sea “patito”.
Entonces, y en tales circunstancias en conjunto, la mitad de la población nacional ha subsistido endrogándose.
Y de paso, vendiendo todo lo posible.
Incluso, hasta la mascota de los niños, pues, además, representan otro gasto con frecuencia oneroso cuando los animalitos enferman y operación quirúrgica necesitan.
PASILLOS: La calidad de vida de la población suele calibrarse a partir de dos hechos:
Uno, tener recursos para enfrentar con dignidad los días y las noches.
Y dos, endrogarse cada vez para salir pa’lante.
Y endrogarse considerando que de por medio poco a poco, pian pianito, han de venderse los escasos y limitados bienes materiales por ahí.
Y de ñapa, privar a la familia, sobre todo, a los hijos de una que otra satisfacción, entre otras cositas, las vacaciones y estrenar ropita y zapatitos, y/o en todo caso, comprar la ropita y los zapatitos en el tianguis de fin de semana en el mercado de “La pulga” o en el puestecito del mercado.
VENTANAS: Desde “La mañanera” alardean que en el viaje sexenal han sacado de la pobreza y la miseria (ta’gueno) a cinco millones de personas.
De veras, de veras, de veras, sin evidenciar la palabra de nadie y para nada, sería un bien público dar a conocer la lista de una partecita de los cinco millones de personas que en el sexenio de AMLO han salido de la miseria (el último grado de la jodidez total y absoluta) y la pobreza.
Más cuando el Instituto Nacional de la Economía Social es tan contundente y sin ningún desmentido oficial: La mitad de la población nacional está endeudada. Y la mayor parte, “hasta las cachas”.