Y al parecer, todo indica, policías de la secretaría de Seguridad Pública, SPP, involucrados.
De acuerdo con la familia, los policías en el tiempo cuando el hostigamiento sexual está en el palenque público bullendo y rebullendo.
En la Universidad Sotavento, una egresada, Norico Dayana Quezada Ruiz, pasante de la Facultad de Enfermería, laborando en el Seguro Social, fue baleada.
Uno de los disparos, en la cabeza. El sábado veinte de julio falleció.
Y la autoridad estatal asegurando que se trató de un asesinato pasional. El exnovio.
Pero “sea como sea”, de entrada, un feminicidio más en un Veracruz campeón nacional en feminicidios.
Más de 375 (trescientos setenta y cinco) en el viaje sexenal de la 4T, la llamada (ajá) Gran Cuarta Transformación del país.
“Ta’gueno”.
Simplemente, el peor sexenio en la historia para la población femenina.
Y en un país donde seis de cada diez habitantes son mujeres.
Y en una república donde las mujeres siguen luchando, primero, por la liberación social.
Segundo, por la liberación familiar y conyugal y en las relaciones amatorias.
Tercero, por la llamada “igualdad de género” para el desempeño público y privado.
Cuarto, y en resumidas palabras, por la dignidad humana, un legítimo derecho natural.
Mientras, el góber obradorista alardeando que aun cuando termine el sexenio nunca se irá de Veracruz. Que aquí permanecerá cerca de la población.
Como si de verdad, de verdad, de verdad, la mitad de la población y la otra mitad lo respetara y admirara y guardara gratitud y reconocimiento a su dimensión, por ejemplo, de Estadista.
Bastaría referir que en la campaña electoral y en el discurso de toma de posesión, el inventor científico condecorado por la UV juró y perjuró que en dos años pacificaría Veracruz y corretearía de los cuatro puntos cardinales a los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malandros y malosos.
Casi los seis años se han esfumado y los carteles siguen aquí y con más ímpetu y fuerza que antes pues saben, están ciertos, de que a mayor impunidad… mayor inseguridad “pues nada pasa”.
Veracruz, campeón nacional en feminicidios.
En secuestrados.
En desaparecidos.
En extorsiones.
Y en fosas clandestinas.
Todo, en menos de un sexenio.
El sexenio de la llamada “purificación moral y la honestidad valiente”.
El colmo entre los colmos, lo imperdonable, que en efecto, como se afirma, la estudiante de la UV de Poza Rica, Cynthia González González, haya sido desaparecida por unos policías.
Una de ellas, una mujer, la mujer policía, sembrándole droga.
Además, claro, de los policías de la Fuerza Civil asesinando a par de hermanos en Topalco en el tiempo del violento desalojo de una protesta en contra de la empresa internacional, Granjas Carrell, establecidas en Perote y Puebla.

II (El peor de la historia)

¿Por qué el sexenio de la 4T en Veracruz es y ha sido el peor de la historia para las mujeres?
Algunas hipótesis:
Una:
Principio universal: a mayor impunidad, mayor inseguridad, incertidumbre y zozobra.
Los sicarios saben que ante tantas fechorías “nada pasa”.
Y en automático “se crecen al castigo”.
Dos:
La esencia del llamado Estado de Derecho es garantizar la seguridad en la vida y los bienes.
Más, en la vida, porque los bienes van y vienen… si regresan, claro.
Entonces, y como el gobierno de Veracruz está rebasado por la izquierda, el centro y la derecha por los carteles y cartelitos se hacen omisos y occisos repitiendo disparates.
“Ya fueron identificados los asesinos. Ya tenemos retrato hablado. Pronto caerán. Nada ni nadie quedará en la impunidad”.
Un estribillo para repetir como en una obra teatral exitosa cada tarde y noche en la marquesina.
Tres:
Está probada y comprobada la incompetencia, la incapacidad y la ineficacia de la 4T en Veracruz.
No pudieron.
No han podido.
Tampoco podrán en los meses restantes para terminar el sexenio.
Cuatro:
Garantizado está que los carteles y cartelitos, malandros y machos y machistas, la gente celosa y violenta ajustando cuentas con las mujeres, tienen los vientos favorables.
Y hacen y deshacen.
En el palenque público, evidenciado el gobernador y la secretaría de Seguridad Pública y su Fiscalía General.
Cinco:
De poco, demasiado poco, han servido las policías estatales y municipales. Y la Fuerza Civil. Y la Guardia Nacional.
Un Veracruz ensangrentado con sangre femenina.
Seis:
Los malandros con mayor capacidad operativa que las corporaciones policiacas.
Además, por ejemplo, de la experiencia del capitán Fernando Gutiérrez Barrios cuando pacificara Veracruz en cuarenta días y noches en que desbarató a “La Sonora Matancera”, a su lado tenía a los mejores policías de la nación.
Además, claro, el don de mando de Gutiérrez Barrios.
El góber jarocho, un experto bailando salsa y cocinando camarones enchipotlados y tocando la jarana que dice porque también la toca la presidenta electa.