Razones para vivir
**Empujar la carreta
**Brújula para caminar
UNO. “La literatura es una mierda”
Tiempo existió cuando enfermo, asiduo visitante de los hospitales, el escritor Jean-Paul Sartre aseguraba que “la literatura es una mierda”.
Entonces, enfermo, cada vez le costaba más, mucho más, ponerse a teclear artículos, crónicas, novelas, cuentos y ensayos.
Luis Velázquez
Simplemente, ya no le encontraba ningún sentido a la literatura según describe su pareja durante cincuenta años y siempre viviendo en amor libre, Simone De Beauvoir.
Y ni hablar, son estados de ánimo en todos los seres humanos.
DOS. “He perdido la emoción social”
En un momento estelar, luego de perder una vez más la candidatura priista a gobernador de Veracruz en el siglo pasado, Juan Maldonado Pereda (cuatro veces diputado federal, secretario General de Gobierno en la Ciudad de México, secretario de Educación en Veracruz) lo confesó sin rodeos ni ambages: “He perdido la emoción social”.
Y luego del Alemanismo se retiró a la vida privada.
A vivir con los suyos (la esposa y la familia) y con uno que otro amigo, pocos que eran y pocos quienes lo frecuentaban.
Desde luego, duro y canijo alcanzar ese nivel neurológico y sicológico y sociológico.
TRES. Razón de vivir
Tiempo después, pasado un ratito, Sartre recuperó la energía y la razón de vivir.
Y se puso a escribir como un poseso. Como siempre.
Y como gran activista social por “las causas perdidas y desamparadas”.
Incluso, tanta fue la bilirrubina que le llegó en un nuevo acto de vivir que hasta terminó en el club de fans y seguidores de José Stalin, el sátrapa ruso que dejara veintiocho millones de muertos en Rusia.
Fue el tiempo cuando otros intelectuales también adoraban a Stalin.
Por ejemplo, la famosa Oda a Stalin del poeta chileno, Pablo Neruda.
La entrega total y sin reserva del escritor Máximo Gorki a Stalin a tal grado que hasta su promotor cultura se volvió para ganarle simpatía en el mundo literario de Rusia y el extranjero.
En México, por ejemplo, el muralista David Alfaro Siqueiros intentó asesinar a León Trotsky, el enemigo número uno de Stalin.
CUATRO. Empujar la carreta destartalada
Los expertos en sicología aseguran que en la vida hay tres razones poderosas para conservar la emoción social y para cada mañana levantarse con ganas, muchísimas ganas, para empujar la carreta, aunque la carreta estuviera en las últimas.
Una, la razón familiar y que es la más poderosa. El motor aceitado. El objetivo superior.
Dos, una razón social, digamos, por una causa colectiva y en donde la mayor parte pudiera salir beneficiada.
Y tres, una razón religiosa, digamos, la firme creencia en un Dios, llámese como se llame, sea de la religión que sea.
CINCO. Pulir y volver a pulir el objetivo
Y a partir de los tres ejes motores, cada persona definir las razones de peso y con peso para remar la canoa en cada nuevo amanecer.
Siempre, preparándose para pulir y volver a pulir cualidades, atributos, capacidades, la inteligencia incandescente y el talento.
Y la experiencia y las vivencias.
Y una buena estrategia para las relaciones públicas personales, pues como afirma un ejecutivo por ahí, “yo dedico cuatro horas diarias a producir lo mejor en mi chamba y las otras cuatro horas las ocupo para promoverme”.
SEIS. Una brújula en el camino
Nunca, claro, y como afirmaba Sartre en las horas difíciles, rudas y duras, “la literatura es una mierda”.
Y jamás existirán argumentos para perder “la emoción social”, más allá, entre otras cositas, de la depresión, tan canija que es, incluso llevando al suicidio.
Por eso la clave está en tener una brújula para orientar y reorientar los pasos sin perder el rumbo en el objetivo trazado.