El avilón pez grande
**Fracaso del pez chico
**Economía revolcada
UNO. El pez grande se traga al chico
El desarrollo económico y social de los pueblos se calibra del siguiente modo, conscientes siempre de que “el pez más grande devora al chico”.
Por ejemplo, entre otras grandes lecciones de la historia: El fracaso de los molinos de nixtamal con la llegada
Luis Velázquez
de las maquiladoras produciendo tortillitas bien calientitas y bien hechitas y a un precio más bajo.
La tiendita y el tendajón (donde se vendía de todo) extinguidas con las tiendas de franquicia y la plaza comercial.
DOS. Voraz economía del primer mundo
Los chicharrones salidos de la paila todos grasosos, hirviendo, sustituidos por los chicharrones plásticos.
Vaya, las tilapias importadas desde Japón, en el otro extremo del mundo, rebasando por la izquierda, el centro y la derecha a las tilapias de Temascal, Oaxaca, en los límites de Veracruz.
Los chilaquiles caseros (y tan sabrosos) opacados por los chilaquiles plásticos y en bolsitas.
Caray, las muñecas inflables y hasta los robots con hábitos sexuales rebasando por completo a las mesalinas.
El IPAD, la gran tableta tecnológica, dejando atrás a las salas cinematográficas olorosas a palomitas, chetos y sudor humano.
TRES. El progreso genera sacrificios
Las noticias de cuarenta palabras exhibiendo la rigurosidad informativa de los periódicos impresos y convirtiendo la lectura de un periódico en una cultura milenaria.
Los fotógrafos de sociales arrumbando sus cámaras porque las fotos tomadas con los celulares son más eficaces y eficientes y en el momento estelar cuando suceden.
La misa en la iglesia y el templo sustituida por la misa en Internet, sentados en casa en el comedor y con una tacita de café y un pancito.
La leche en los supermercados (y sin agua) dejando fuera a los lecheros.
Los cafés caseros y en la fondita del mercado refundidos en el pasado por los cafés de Sanborns y Vips.
CUATRO. Zangoloteo tecnológico
La chismografía “y al rojo vivo” y calientitas en las redes sociales, WhatsApp, tuitazos y celulares zangoloteando “a tirios y troyanos” con mayor intensidad que el chismecito en el salón de belleza, el mercado popular, el molino de nixtamal, las maquiladoras y la tarde pastelera y el desayunito con las amigas y de cuatro a cinco horas por sentada.
El viaje de luna de miel al planeta Marte ofrecido en Estados Unidos por el viajecito de luna de miel del rancho Cantarranas al puerto jarocho, por ejemplo.
Y/o como en el siglo pasado, cuando una pareja de novios se casó y el hombre, tan enamorado que estaba, se la llevó a la Ciudad de México, primero, para asistir al programa de “Siempre en domingo” de Raúl Velasco y luego entrar arrodillados con los brazos en alto y los ojos como borreguito a punto de morir a la Basílica de Guadalupe.
CINCO. “¡Aquí nos tocó vivir!”
La vida, pues, dando vueltas sin cesar y estableciendo otras modas para vivir a plenitud los días y las noches.
Por lo general, en cada pueblo decenas, cientos de comerciantes en pequeño en el fracaso económico y social debido a la capacidad de otros.
Entre ellos, las grandes empresas, industrias, fábricas y comerciantes.
En todo caso, ley de la vida, y ni modo, “¡qué le vamos a hacer, aquí nos tocó vivir!”.