José Miranda Virgen… Ignacio Alberto Oropeza López… José Murillo Tejeda… Horacio Aude Zebadúa… Jorge Malpica Martínez… Gemma Odila Garzón…

ROMPEOLAS: Miguel Ángel López Velasco… Juan Zanoni de la Garza… Joe de Lara… Mario Alcántara… María Elena Ferral… Celia Rosado… Miguel Guevara Rascón… Enrique Huerta Rossáinz… Gabriel Huge… Guillermo Cerecedo… Javier Zea Salas… Othón Hernández… Héctor Larios Cuevas… Don Alfonso Valencia Ríos… Bartolomé Padilla y Zepeda… Francisco Gutiérrez González… Julio S. Guerrero… Rolando Quevedo… Francisco Barragán… Ramiro Gracia... Raúl Gibb… Ignacio Ramírez, El Nigromante II… Pedro Ramírez… Don Fernando de la Miyar Barrios… Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos… Froylán Flores Cancela… Ángel Trinidad Ferreira… Ricardo Rubín Pulido… León Barradas… Porfirio Rojas… Apolonio Gamboa González… Augusto M. González… Antonio Salazar Páez…

ARRECIFES: Cada uno en su tiempo… Cada uno con su estilo personal de contar historias… Y, claro, con su formación profesional, rigor informativo y pulcritud literaria… Y de igual modo, con su moral periodística… En unos casos, la cercanía con el poder como eje característico… Otros, pocos, “entre más lejos del poder, mucho mejor” para escribir sobre los hechos con libertad, autonomía, independencia… Y apegados a los hechos… La vida de cada uno entregada al periodismo… Otros, alternando con el magisterio tanto en la educación primaria como universitaria… Incluso, el periódico donde trabajaron como una prolongación del salón de clases…

ESCOLLERAS: Todos ellos figuras simbólicas… José Miranda, por ejemplo, el reportero y el político… Ignacio Oropeza, el periodista y el maestro… José Murillo, el gran cronista inacabado… Horacio Aude, el tesón… Jorge Malpica, vivir a plenitud… Gemma Odila, mujer generosa… Miguel Ángel López Velasco, el gran sentido del humor… Zanoni, la firmeza… Joe de Lara, la alegría… Mario Alcántara, la vida alegre… Miguel Guevara, el respeto… Enrique Huerta, una hormiguita en la chamba… Othón Hernández, el galanazo… Don Alfonso Valencia, respetado y admirado… Bartolomé Padilla, la creatividad periodística… Francisco Gutiérrez, el maestro generoso… Ramiro Gracia, los mejores momentos…

PLAZOLETA: Fernando de la Miyar, respetuosísimo… Froylán Flores, la sana distancia… Ángel Trinidad Ferreira, el periodista de las grandes exclusivas… Ricardo Rubín, el ideal soñado… Apolonio Gamboa, la vida alegre, siempre… Augusto M. González, la solemnidad… Antonio Salazar Páez, reportero y poeta… Entre otros… Cada uno dejando huella singular en el periodismo y en la vida compartida… En muchos casos, crónicas, reportajes y columnas memorables y citables… Textos narrativos para aprender y reaprender el periodismo… En otros casos, incluso, libros escritos y publicados… El más prolífico de todos, don Alfonso Valencia…

PALMERAS: La vida gravita alrededor de todos ellos… Lo que fueron y son… Leales y fieles a la vocación reporteril, con todo y que el periodismo ha sido, es, insuficiente para mejorar la vida colectiva, la vida de la mayoría poblacional… Y aun cuando la doctrina asegura que la esencia del periodismo es informar, informar bien, apegados a los hechos, la satisfacción social de un tundeteclas está en enaltecer la vida de los demás… Bastaría referir los seis millones de habitantes de Veracruz de un total de ocho millones en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos… Además, claro, de los sobresaltos en el día y la noche…