ROMPEOLAS: Famosas, por ejemplo, las películas tanto de América Latina como Europa donde los padres y los hijos viven en una permanente tercera guerra mundial… Las partes, discutiendo y rara, extraordinaria ocasión, se declaran derrotados… Incluso, rechazando las razones de unos a otros… Ni los padres ceden… Ni tampoco los hijos… Entonces, de pronto, los hijos agarran camino y se van de casa y desaparecen declarándose incomprendidos por los padres… Se trata de una verdad universal… El caso, por ejemplo, en el relato bíblico del “Hijo pródigo” quien exige la herencia a su padre, se va por ahí, se gasta todo el dinero y regresa a casa pidiendo perdón a los padres y los hermanos…

ARRECIFES: Por fortuna (sabia que es la vida y más sabias las circunstancias), los hijos suelen tropezar “a la primera de cambios”… Y advierten su error… Y la razón de los padres… Pero ocurre, por ejemplo, varios años después cuando condenaron a los padres y al resto de la familia a una terrible y espantosa soledad… Soledad física, pero más, mucho más todavía, soledad espiritual, soledad moral, soledad social… Es más, la soledad de cada padre y cada hermano…

ESCOLLERAS: Por eso, bienaventurados los padres y los hijos que por lo regular se entienden y comprenden… Y juntos, empalmados, patean el balón, reman la canoa, exploran zaguanes y empujan la carreta, aunque, digamos, la carreta esté destartalada… Además, lo escribió Morrist West en la novela “El arlequín”… Los grandes imperios y emporios se destruyen desde adentro, desde el interior, desde adentro de la empresa y de la casa… Otra realidad es cuando la familia, como decían en el siglo pasado, “en un haz de voluntades” camina de la mano y cada uno aporta una visión, una experiencia, un sentir de la vida… Y, claro, operando con hechos concretos y específicos para salir adelante…

PLAZOLETA: A primera vista, la tarea superior es del padre, digamos, el jefe de familia… Y/o en todo caso, del padre y la madre… Y si uno de los dos fallece, entonces, el sobreviviente ha de cargar “la cruz a cuestas” y sobre un camino lleno de espinas, cardos y abrojos… Y camino al Gólgota… Por eso, tan importante la participación de los hijos y quienes han de poner “su granito (granote) de arena”… Miles, por desventura, son los casos donde a la muerte de los padres los hijos descarrilan la empresa, la fábrica, la industria, el negocio, el comercio, más sólido… Señal inequívoca de que la unidad familiar experimentó fisuras difíciles de rebasar…

PALMERAS: En la entrada del famoso templo griego, la leyenda universal… “Conócete a ti mismo”… Y en contraparte, la otra leyenda: “Sólo sé que nada sé”… La vida, pues, como una inacabable búsqueda para concertar la vida familiar entre padres e hijos y hermanos y hermanos… Por eso quizá, Agustín Silvestre Acosta Lagunes, gobernando Veracruz, solía exclamar que “mi única familia son mi esposa y mis dos hijos”… Nada tan útil como rastrear siempre en cada nuevo amanecer la frescura de la vida, la frescura del mundo, la frescura en la relación familiar y humana…