Ni tampoco para Ricardo Exsome Zapata, considerando “un cuadrote” en su momento estelar, y jugando padel con los amigos.
Ni nada para Dorheny García, y quien, incluso, está mirando al gobierno federal.
Ni nada para Tania Cruz.
Tampoco para Amado de Jesús Cruz Malpica, quien por cierto él mismo se descartó para la Fiscalía General, quizá, quizá, quizá, para evitar lo siguieran fastidiando.

PASAMANOS: En todo caso, faltan muchos cuadros y mucho tiempo para la toma de posesión.
Es más, y como lo dijo el filósofo estatal de MORENA, Esteban Ramírez Zepeta, “no se peleen, hay más de dos mi cargos públicos para repartir”.
Incluso, está la enseñanza superior de Javier Duarte con Fidel Herrera Beltrán como gobernador electo.
Entonces, y con el aval familiar, se metió a la biblioteca de Fidel en su casa y colocó una gigantesca cartulina con los cientos, miles de dependencias públicas donde habría de nombrar titulares.

CORREDORES: Cada día, Fidel entraba a la biblioteca y él mismo anotaba el nombre de un político más en aquel cuadro pictórico, casi mural, gigantesco.
Y en la noche, Javier Duarte entraba para checar nuevas anotaciones.
Y, claro, buscar su nombre.
En tanto, por ahí avisaba a uno que otro amigo entrañable, a prueba de bomba, que estaba anotado y el cargo.
Y Duarte, en ascuas, porque el mural seguía llenándose y nada, absolutamente nada de su nombre.

BALCONES: Días antes de la toma de posesión, Fidel llamó a Duarte y le dijo:
“Serás subsecretario de Finanzas. Luego, titular de SEFIPLAN. Luego, diputado federal. Luego, candidato a gobernar y yo te haré triunfar.
“Pero te guardas todo, casi todo. Y ni siquiera a tu esposa se lo cuentes”.
Entonces, Duarte supo de su futuro y trabajo con entrega apasionada y productiva para alcanzar el paraíso terrenal y del que acaso ya se sentiría dueño y propietario.
Veracruz, a sus pies.

PASILLOS: Semanas antes de tomar posesión como gobernador, el priista Efrén López Meza habló con don Agustín Silvestre Acosta Lagunes: “Ya repartiste todo y nada me diste. Te pido un favor: invítame de vez en vez a uno de tus eventos. Y me abrazas en público. Y yo me encargo del resto”.
Fue un tiempo privilegiado para López Meza, siempre sin perder su gran sentido del humor que “en el aire las componía”.
Un día, años después, presidente municipal de Veracruz, descubrió la gran verdad:
“Ahora, con poder, hasta guapo me he vuelto”.

VENTANAS: Los políticos guinda y marrón con esperanzas han de mantener la fe.
Faltan muchos, demasiados, cargos públicos en el futuro gobierno de Veracruz, seis años trepados en las mieles del poder.
Y, claro, todo puede suceder.
Pero con fe y esperanza, esperanza “a prueba de bomba”, la vida es posible.
Y si quedaran fuera, ni modo, a echarse una zambullida retrospectiva para determinar la parte, el lugar, el momento donde la pifiaron.
En todo caso, si por ahí los amigos, enemigos, opositores y adversarios habrían intrigado en tierra fértil.
Y/o si en un tiempo clave “se pasaron de tueste”.