Veracruz, en quinto lugar nacional.
Lo dice, además, el CONEVAL, Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Los jefes de los Poderes Ejecutivos ocupando la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa, en el desencanto total y absoluto.
Los datos oficiales lo expresan sin rodeos:
550 (quinientos cincuenta) mil habitantes de Veracruz y de catorce años de edad pa’lante, no saben leer ni escribir.
Analfabetas.
Un millón de paisanos con la escuela primaria inconclusa.
Otro millón con la secundaria incompleta.
600 (seiscientos) mil con el Bachillerato a medias.
De cada cien niños egresados de la primaria únicamente diez llegan a la universidad.
Y solo uno se titula… si bien le va.
Además, las universidades públicas y privadas convertidas en una gigantesca fábrica de desempleados.
Y si mejor les va, con un empleo donde perciben entre cinco a seis mil pesos mensuales.
Menos, mucho menos que una trabajadora doméstica.
Y sin las prestaciones económicas, sociales y médicas que garantizadas en la Ley Federal del Trabajo.
Veracruz, primer lugar nacional (nacional, nacional, se insiste) de migración a Estados Unidos.
Y como indocumentados la mayoría, pues Veracruz, por ejemplo, con su errática política económica (además de la política educativa), incapaz de recuperar los miles de empleos perdidos en el tiempo del COVID según reseña de la secretaría de Trabajo federal y el Seguro Social.
Por eso, la ruindad social y educativa de los 78 (setenta y ocho) gobernadores, incluido el último, con tanto tanto tanto rezago educativo.
Y lo peor entre lo peor, sin ninguna pena.
Peor, el último titular de la secretaría de Educación, Zenyazen Escobar, utilizando la dependencia como Político Automático para amarrar el cargo político siguiente como fue la diputación federal.

II (Secretario Quedabien…)

¡Vaya contraste social y educativo! entre Veracruz y Oaxaca.
En Veracruz, 212 (doscientos doce) municipios y en Oaxaca, 570 (quinientos setenta).
En Veracruz, un millón de indígenas en las ocho regiones étnicas, a saber, Huayacocotla, Chicontepec, Otontepec, Papantla, Zongolica y Soteapan y los valles de Santa Martha y Uxpanapa.
En Oaxaca, la mayoría de la población, indígena.
Así, Oaxaca en el segundo lugar nacional de rezago educativo en tanto Veracruz en el quinto según el CONEVAL.
Por eso resulta inexplicable, primero, el rezago en Veracruz.
Segundo, la dudosa y cuestionable calidad educativa.
Y en todos los niveles.
Tercero, “los golpes de pecho” que cada gobernador y secretarios de Educación se han dado en la historia, considerando que cada titular de la SEV inculpa a los antecesores del rezago educativo y se la pasa gimiendo y gimoteando por la carga educativa heredada y sin hacer nada.
Y cuarto, el consuelo (¡vaya consuelo!) de que Veracruz ocupa el primer lugar nacional en bailable regional con “La bamba” y “El tilingo lingo”.
Insólito: el queda bien Zenyazen Escobar creando la Orquesta de Salsa de la SEV para congraciarse con su jefe, el góber salsero, huapanguero y danzonero.
En tanto, ninguno de los cincuenta diputados locales reclamando el atroz, sórdido y siniestro rezago educativo.
Por el contrario, Zenyazen con su Cártel Mediático, financiado con cargo al erario, para que le tiraran incienso a su paso y halagaran sin cesar.
Por eso, entre otras cositas y hechos, el desaseo educativo en Veracruz.
A todos, sin excepción, les ha valido Veracruz en el quinto lugar nacional en rezago educativo que dice el CONEVAL.

III (Viviendo en gerundio)

Un sexenio inicia en Veracruz y termina y otro empieza y concluye y así de manera inacabable cada seis años y la educación sigue en el estercolero.
Los altos funcionarios de la SEV, en el simple manejo burocrático.
Viviendo en gerundio, es decir, planeando, anunciando con luces de colores lo que harán en seis años, pero sin nunca, jamás, aterrizar.
El sueño guajiro.
“La tomadura de pelo”.
La patraña.
La estafa.
Sin que las tribus políticas de la educación aterricen con hechos las soluciones a los graves pendientes.
El más duro y rudo, el analfabetismo.
Insólito, por ejemplo, un Veracruz con 550 (quinientos cincuenta) mil personas que no saben leer ni escribir.
Y cada nuevo sexenio, la historia repetitiva.
Las mismas promesas.
La misma venta de esperanzas ramplonas, baratas, demagógicas y populacheras.
“La cruda verdad”.