Y los más de trescientos muertos el dos de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México, con Gustavo Díaz Ordaz como presidente… Sin la testarudez maniática, nunca, jamás, Andrés Manuel López Obrador habría alcanzado la silla embrujada de Palacio Nacional…

ROMPEOLAS: Con todo, nada mejor que aplicar la maniática testarudez para conseguir los limpios y sanos objetivos personales, familiares y sociales… Una cosita, por ejemplo, salir derrotado en la primera y segunda y tercera pelea estelar en el ring social y laboral… Y otra, mil, dos mil, tres mil años luz de distancia, cruzarse de brazos y seguir noqueado en el cuadrilátero… Lo decía el muralista David Alfaro Siqueiros, “la vida sin problemas se vuelve insípida”… Simplemente, los problemas, los peros, los conflictos, las intrigas, las calumnias, las habladurías han de “dar sabor al caldo” para seguir empujando la carreta, pateando el balón, remando la canoa, explorando zaguanes…

ARRECIFES: Maniática testarudez se llama la gran estrategia, la técnica más efectiva y eficiente, soñando con un mundo mejor para uno mismo y para la familia… Tercos, obstinados, obsesionados cuando cada quien ha dado un sentido a la vida… Y de inmediato, definir el camino para lograr metas a corto, mediano y largo plazo… Digamos, como reza la canción del cronista Renato Leduc, “dar tiempo al tiempo”… Y como dice el viejito del barrio, “pian pianito”…

ESCOLLERAS: Testarudez de Luzbel cuando disfrazado de víbora insistió una y otra y otra vez a la madre Eva para comer la fruta prohibida… Testarudez de Cleopatra, la reina de Egipto, para seducir a par de emperadores romanos, Julio César y Marco Antonio… Testarudez de François Mitterrand y Luiz Inácio Lula da Silva para llegar a la presidencia de la república en Francia y Brasil hasta el cuarto intento…

PLAZOLETA: Testarudez de Gabriel García Márquez cuando luego de que el dueño de la editorial Oveja Negra de Colombia le rechazara su primera novela y le dijera que de plano no servía para escritor y el Gabito siguió escribiendo y escribiendo y escribiendo… Testarudez de María Magdalena, la apóstol número trece de Jesús, quien luego de ser confinada en un prostíbulo en las goteras de Jerusalén buscó la forma de alcanzar la libertad… Y testarudez de sor Juana Inés de la Cruz confinada en una cárcel del monasterio y tras las rejas continuar escribiendo a mano con pluma de ganso…

PALMERAS: Sin la testarudez, sin la terquedad, sin la insistencia, sin la perseverancia, sin la constancia (todos, por cierto, digamos, sinónimos), la vida pierde sentido… Incluso, la persona dotada con inteligencia incandescente y talento sin la obsesiva obsesión de un objetivo está perdida… Y un día que deje de luchar va construyendo la derrota inevitable… Lo dice el viejito del barrio: “el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones”… Bastaría recordar al compañero de la escuela secundaria, el bachillerato y la universidad deslumbrante que muchos años después se volvió nulidad…