para otros, malo.
Incluso, las partes hasta “desgarrándose las vestiduras” en nombre, ajá, de la libertad.
¡Ay, libertad, exclamaría el viejito del barrio, tantos pecados mortales y veniales cometidos en tu nombre!

DOS. Amistad truncada

Por ejemplo, en el siglo pasado, el segundo tramo, la amistad “a prueba de bomba” entre Octavio Paz Lozano y Carlos Fuentes Macías quedó hecho talco y polvo.
Fue cuando Paz publicó en la revista “Vuelta” un ensayo del historiador Enrique Krauze en contra de Fuentes.
Y Fuentes nunca, jamás, lo perdonó.
Más porque años antes, un adversario de Paz había entregado a Fuentes un ensayo en su contra para la Revista Mexicana de Literatura.
Aquí, le dijo Fuentes Macías, la amistad está primero.
Y rechazó el ensayo.
Vaya, en el lecho de muerte, Octavio Paz pidió a un amigo común le llevara a Carlos Fuentes para morir en paz.
Carlos Fuentes rechazó con firmeza la petición.

TRES. Aquí no hay censura…

En el siglo pasado, la amistad cercana, intensa, volcánica de Jean-Paul Sartre y Albert Camus también se rompió.
Y en nombre, ajá, de la libertad de prensa.
Un crítico, Francis Jeanson, escribió un ensayo sobre “El hombre rebelde” de Camus.
Y argumentando que en su revista “no había censura”, Sartre lo publicó.
Camus envió una carta a la Redacción ejerciendo el legítimo derecho de réplica.
Y Sartre la publicó. Pero al mismo tiempo, contestó y en la misma edición con la contra/réplica.
Y la amistad entre ambos terminó para siempre.
Además, la relación amical estaba contaminada por el autoritarismo dictatorial de José Stalin en Rusia.
Oposición ideológica y política entre ambos.
De paso, la escritora Simone De Beauvoir, pareja de Sartre, se lanzó duro y rudo y tupido en contra de Camus.

CUATRO. Un escritor vs AMLO

El periodista, historiador y escritor, Héctor Aguilar Camín, fue fundador del periódico La Jornada.
Años después, se deslindó y separó.
Ahora, desde La Jornada le publican caricaturas porque ha cometido el imperdonable pecado moral de lanzarse en contra de Andrés Manuel López Obrador, amigo del diario.

CINCO. Rafagueo “mañanero”

En el tiempo guinda y marrón la ruptura periodística más recrudecida que nunca.
Unos, con AMLO, el presidente. Otros, críticos, ejerciendo a plenitud, digamos, su libertad.
Y desde Palacio Nacional, y en cada “Mañanera” el rafagueo presidencial en contra.
Incluso, el presidente de la república dando cátedra de ética periodística.
El tiempo cuando el presidente Miguel Alemán Valdés instituyó el llamado “Día de la Libertad de Prensa” y que don Julio Scherer García evidenciara, fue obligado, primero, a asistir a la ceremonia, y segundo, acompañar al presidente.
Entonces, la prensa oficialista, gubernamental, alemanista, se fue en su contra, por lo que consideraron un agravio al “Señor presidente”.

SEIS. Arrodillar a la prensa

En nombre de la libertad, Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos, preguntaba a los reporteros: “¿Estás conmigo o estás contra mí?”.
Fue también la misma pregunta de Richard Nixon a los medios cuando el caso Watergate.
Incluso, la parte nixoniana en contra de Bob Woodward y Carl Bernstein, los famoso reporteros de The Washington Post que llevaran hasta el final el asuntito del espionaje de la Casa Blanca al Partido Demócrata.
Toda la vida ha sido así y nada, absolutamente nada, posibilita un cambio para dejar de arrodillar y doblar a la prensa que suele contar los hechos “al pie de la letra”, como son, por más duros y rudos.