Quizá a la altura de la iglesia a Jesús Malverde, el santo de los narcos, en Sinaloa.

PASAMANOS: Verdad o mentira, medias verdades o medias mentiras, resulta insólito el desarrollo exponencial de la brujería, digamos, en términos generales.
Por lo general, el primer viernes de marzo alcanza “la plenitud del pinche poder”.
Pero al mismo tiempo, vaya paradoja, suele darse todos los días y noches.
En los mercados populares, siempre una chamana adivinando la suerte desde con la “Bolita de cristal” hasta la lectura del Tarot.
En todo caso, una cultura universal que se ha dado desde muchos años antes de Cristo.

CORREDORES: En Roma, por ejemplo, uno que otro Emperador ejercía el poder consultando cada mañana tlatoani de cabecera.
En Egipto, Cleopatra, la reina, tenía un ejército de oráculos y quienes cruzaban información para acertar en el destino inmediato de cada día de la jefazaza.
Fama pública de que la esposa de Vicente Fox Quesada tenía en Palacio Nacional un brujito de cabecera.
Y ni se diga la fama de que la esposa de José López Portillo enviaba el avión presidencial al aeropuerto Heriberto Jara, en la ciudad jarocha, para trasladar a su brujo de Los Tuxtlas.
Vaya, la fama de que Fidel Herrera Beltrán como gobernador de Veracruz solía viajar a Cuba para consultar a los santeros, pues quizá, quizá, quizá, había perdido la fe en los curanderos de Los Tuxtlas.

BALCONES: Unos astrólogos suelen publicar su horóscopo diario en la prensa escrita.
En los noticieros televisivos también suelen reservar espacio singular para.
Es más, en la televisión comercial y desde hace ratito venden espacios a chamanes para predecir el futuro y anunciándose de pueblo en pueblo.
La historia de que los reyes y emperadores aztecas tenían a su lado brujos preferidos.
Bueno, hasta Maximiliano de Habsburgo llegó a creer en las predicciones astrológicas como aquella que acertara con que tendría una noviecita de veinte años, indígena, en Morelos.

PASILLOS: La brujería, por encima de todo, utilizada para hacer el mal a un enemigo, un adversario, un opositor, un hablador, un mentiroso.
Una expareja. Un examante. Un exmarido. Un exnovio.
Hacerse justicia por la mano propia.
Y aun cuando muchos dudan de la efectividad hay, parece existir, un ejército de creyentes en las cosas esotéricas.
Por eso, la vigencia de los brujos de Los Tuxtlas.
Más, cuando por ahí se conocen historias truculentas de gente embrujada.

VENTANAS: El viejito del barrio asegura que la creencia en las brujas y chamanes significa por añadidura la creencia en el diablo, Luzbel, y su reino, el infierno.
Por tanto, la creencia en el cielo y Dios. Dios Padre. Dios Hijo. Dios Espíritu Santo.
Es más, con la razón de peso y con peso de que una cosita es la ciencia y la razón y otra, mil, dos mil, tres mil años luz de distancia, la fe.
Y la esperanza.
Y, bueno, si hay tanta práctica brujeril significa que la fe en los agoreros (unos les llaman profetas del desastre y la mala vibra y el peor karma) resulta indestructible.
Simplemente, una fe “a prueba de bomba”.