Y/o en todo caso, para divorciarse y logrando un día cada semana, digamos, para estar y pasar con los hijos.
Más, mucho más, si son hijos menores de edad.

DOS. Paso de la muerte…

La decisión de la ruptura amorosa es peor que “el paso de la muerte” de los trapecistas en el circo pueblerino y aldeano.
Y/o como exclama el jovencísimo Richard Gere en la película “Sin aliento”, “conmigo es todo o nada”.
Más cuando ya se tienen diez, veinte, treinta años de vida conyugal.
Más o menos los mismos años que con una novia y/o una amante.
Cuesta mucho. Demasiado. Excesivo… el divorcio.
Más que por el dinero para los abogados y el tiempo invertido, por la quiebra afectiva y cariño, pasional y amorosa, con la mujer con quien se han compartido montón de años.
Y ni se diga por los hijos.

TRES. Experiencia De Beauvoir

En el libro biográfico, la escritora Simone De Beauvoir publica una cartita de su amante de años, un escritor norteamericano de apellido Algren.
Algren, le dice, por ejemplo, que “no es aceptable amar a una mujer que no te pertenece”.
Y en su caso, “la decepción que sentí cuando hace tres años comencé a darme cuenta de que tu vida pertenecía a París y a Sartre.
Yo le doy mucha importancia a mi vida y no me gusta que pertenezca a alguien tan lejano, a alguien que veo sólo algunas semanas por año”.
Así, Algren regresó a su casa en EU con su esposa e hijos.

CUATRO. Divorcio civilizado

Hay momentos estelares (y definitivos) cuando la relación conyugal y de pareja amatoria se vuelve peor.
Entonces, cuando los días y las noches son insostenibles y se vive en el infierno, por el bien de todos (como dice aquel) únicamente queda el divorcio, la ruptura civilizada, el adiós tolerante.
Vaya, una mujer por ahí dice que varios meses después de su divorcio ella se llevaba mucho mejor con el ex marido.
Y por añadidura, los hijos eran mucho más felices.
Digamos, una relación cien por ciento civilizada.
Más, cuando cada expareja tiene ya, ya, ya, otros deseos, otras pasiones, otro amor.

CINCO. Altas y bajas, la vida

La vida es así: días y noches buenos y días y noches malas.
Vaya, caray, la actriz Verónica Castro con su gran programa estelar en Televisa intitulado “Esta noche… no”.
El día cuando quedara viudo, el poeta Amado Nervo (tan exitoso con las mujeres por sus poemas) se declaró a su hijastra de veinte años.
Y ella lo rechazó con sencillo argumento:
“¡Ay, papito, será muy duro que ahora te llamo papito y después sea tu amante!”.
Y Amado Nervo enloqueció tanto que agarró camino y por mucho tiempo a América Latina para olvidar el rechazo, digamos, amoroso.

SEIS. La vida es canija

Ta’cañón que luego de vivir a plenitud una relación conyugal, con la novia y/o la amante, el divorcio, la ruptura, la separación.
Casi casi como la canción aquella de “usted me dice que somos amantes/ pero perdón, no quisiera lastimarla/ yo no la recuerdo”.
Indicativo, pero deplorable:
Los divorcios son tantos que ahora en el Estado de Veracruz la ley contempla divorciar a una pareja en un solo día, cuando antes, mucho antes, se llevaban meses.
Un solo día, claro, siempre y cuando la pareja esté de acuerdo sin sentirse atrapada en un costal de perritos y gatitos.