Así, el doctor en Economía, Raúl Arias Lovillo, exrector de la Universidad Veracruzana, cavila y vuelve a cavilar:
Uno:
Con la aplastante votación a MORENA “muchos van a cambiar de camiseta”.
(Y ni hablar, MORENA es ya, ya, ya, el nuevo PRI del siglo XXI. Tiempo aquel en el siglo pasado cuando el tricolor ganaba de todas todas. Y con elección de Estado, como hoy los morenacos.
Tiempo cuando si el PRI perdía en las urnas ganaba en los tribunales.
Vaya, Morena hoy está aplicando la misma estrategia y la misma maña de los priistas).
Dos:
Con todo y masacre electoral, “la violencia y la inseguridad siguen, como siguen también los graves problemas de salud y educación, el huachicol, el militarismo, y un largo etcétera”.
(El viejito del barrio dice que una cosita es avasallar en las urnas, y otra, mil, dos mil, tres mil años luz de distancia, los gravísimos pendientes sociales y que también incluye la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración de Veracruz a Estados Unidos.
Además, del otro jinete del Apocalipsis como es vivir día y noche con los sobresaltos).
Tres:
“Hubo un fraude gigantesco que ya se borra por los medios de comunicación, dejando muy pocas voces críticas”.
(Claro, ninguna duda del “fraude gigantesco” en las urnas. Igual, igualito, que los priistas durante más de setenta años.
Vaya, Benito Juárez García, uno de los héroes (ajá) de AMLO, el presidente, cometiendo el primer fraude electoral de la historia embarazando las urnas para derrotar a Porfirio Díaz Mori y Sebastián Lerdo de Tejada.
Y al mismo tiempo, y por añadidura, parte de los medios “borrando el fraude electoral”.
¡Muerto el Rey, viva el Rey!, mejor dicho, la reina por ahora. Seis años con convenios periodísticos o sin convenios).
Cuatro:
“El error más grande de nuestro lado, de toda la oposición, fue no atender con seriedad la estructura electoral. Se abrió la puerta para facilitar la compra de representantes”.
(El maestro Arias Lovillo “pone el índice en la llega purulenta”. “La estructura electoral”, es decir, todo el aparato gubernamental tanto estatal como federal al servicio de MORENA para ganar la gubernatura y las diputaciones locales y federales y Senadurías.
Se insiste: igual, igualito como en los tiempos priistas.
Es más: desde un principio quedó claro el desaseo de “la estructura electoral”.
Fue cuando el diputado morenaco, Juan Javier Gómez Cazarín, operó y cabildeó modificar la Constitución Política de Veracruz con el único objetivo de beneficiar a la secretaria de Energía, originaria de Zacatecas, avecindada en Coatzacoalcos, para ser ungida candidata a gobernadora.
Y, desde entonces, la oposición debió agarrar como chachalaca el autoritarismo obradorista de cambiar la Constitución.
Y si los morenacos revolcaron la Constitución Política de Veracruz a modo, entonces, el desaseo de un “fraude gigantesco” estaba anunciado).

II (“Los olvidados”)
Cinco:
“También hay que aceptar que la gente por algunos pesos y sus apoyos sociales votaron legítimamente por MORENA”.
Un país con hambre, miseria, pobreza, jodidez.
Una nación con duras y gravísimas limitaciones económicas y sociales.
El filme del cineasta Luis Buñuel, “Los olvidados”, filmada a mitad del siglo pasado, reproduciendo el México de entonces y el de hoy.
Una república donde “más cornadas da el hambre”.
Y cuando de pronto (y como en el tiempo priista) hay dádivas del gobierno a los jodidos, entonces, los jodidos defienden la morrallita, los centavitos, el dinerito, a como de lugar.
Y si para tal cual ha de sufragarse en las urnas por los candidatos de MORENA, simple y llanamente, se aplica.
Y sin remordimientos de conciencia.
Nada más alentador para los jodidos como recibir del gobierno seis mil pesitos cada dos meses.
Más cuando de por medio son parejas ancianas de más de sesenta años de edad y entonces, el dinerito se dobla.
Es más, sirve para ayudar al hijo a pagar la letra mensual del automóvil comprado en abonos).
Seis:
“Lo más preocupante es la falta de contrapesos. Poca gente dimensiona lo que viene, un desastre mayor”.
El exrector de la UV, siempre digno, siempre respetado y respetable, profetiza con la masacre electoral “un desastre mayor”.
Caray, ¿más, mucho más del infierno que vivimos y padecemos?