con otra cincuentona.
Y entre ambas, cuidaban y educaban a una hija de la primera mujer.
Años después, la primera mujer enfermó de cáncer.
“Ella lloraba. Escribía a curanderos. Buscaba drogas milagrosas. Pensaba viajar a Norteamérica para consultar especialistas”.
Murió en el hospital. Y al morir “tenía el aspecto de una viejita de ochenta años”.

DOS. El amor libre

De Beauvoir tuvo hombres amantes. Su pareja de toda la vida fue Jon-Paul Sartre. Pero entre ambos pactaron el amor libre.
Entonces, Simone también tuvo y sostuvo relaciones íntimas con mujeres.
Es más, cuando eran chicas estudiantes las solía compartir con Sartre.
Y todos felices y dichosos.
Digamos, fue el tiempo de los hippies en Estados Unidos. El amor libre. El intercambio de mujeres. La droga. El cabello largo en mujeres y hombres. La falda arriba de la rodilla quince centímetros.
Era la década de los cincuenta y sesenta.

TRES. La vida como es

Simone publicó tres libros con su vida personal. Además de “La fuerza de las cosas”, “Memorias de una joven formal” y “La plenitud de la vida”.
“El relato de una vida con sus entusiasmos, sus torpezas, sus sobresaltos.
Una vida que quiere expresarse y no servir de pretexto a elegancias literarias”.
La vida como es. Dura y ruda en muchos casos. Quizá la mayor parte del tiempo.
Pero de igual modo, una vida intensa y volcánica con muchas horas y días y noches afiebrados en el ejercicio de la inteligencia, el talento, la cultura y la escritura.
Y también la política soñando con el llamado “socialismo con rostro humano”.

CUATRO. El otro sexo

Desde estudiante, Simone se sintió atraída por el mismo sexo.
Su primer deseo, pasión y amor fue con una amiga de la adolescencia.
Digamos, el deseo manifiesto.
Luego, en la juventud y la madurez su vocación sexual se manifestó con todo el libre albedrío del mundo.
Y sin temores.
Por ejemplo, en el París del siglo pasado, tiempo de las ataduras morales en los cinco continentes con sus más de doscientas naciones, sus relaciones con amigas y alumnas de la universidad.
Incluso, asistiendo a los cafés y restaurantes donde solían reunirse los intelectuales “a componer el mundo”.
Pero también la asistencia al teatro y en primera fila.
Y en giritas en Europa los fines de semana y hasta con vacaciones prolongadas.

CINCO. Mujer bisexual

Bien podría asentarse que Simone fue una mujer bisexual. Mujeres y hombres.
En su tiempo con Sartre, por ejemplo, sostuvo pasiones llameantes con otros escritores. Uno de ellos, de Estados Unidos, y quien ella misma sintió le movió el piso por tanta identidad.
Pero el escritor aquel estaba casado y con hijos. Y cuando de pronto ellos estaban por ahí escondidos en otros pueblos, el hombre aquel entraba en remordimientos y la dejaba y agarraba camino de vuelta a EU con la familia.
Hasta que de manera civilizada ambos decidieron separarse.

SEIS. Libertad total y absoluta

Las relaciones de Simone con mujeres fueron estables. Enaltecedoras. Fieles y leales.
Sin reproches ni remordimientos.
Viviendo con libertad total y absoluta.
Además, entró a la historia como una de las primeras mujeres luchando por los derechos humanos de la población femenina en el mundo.
Le faltó tiempo para mirar el resultado social de su ideal, como ahora cuando las mujeres, incluso, están asciendo a las jefaturas del poder político.