Y quizá una parte de la clase media…
Y desde luego unos que otros (muchos quizá) de los pudientes, ricos y riquillos… estarán felices con el nuevo gobierno elegido en las urnas.
Por fin (¡hosanna, hosanna!), la justicia llegará (llegaría) en los próximos seis años a sus vidas.
Con un solo objetivo, enaltecer la calidad de vida personal, familiar y colectivo en el día con día.

DOS. Rozar el cielo con la yema de los dedos

Más, luego de 78 (setenta y ocho) gobernadores que han dejado seis millones de los ocho millones y cachito de habitantes de norte a sur y de este a oeste del Estado jarocho, en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos.
Caray, el último dato estadístico del INEGI, Veracruz, campeón nacional (invicto, inderrotable) en la migración al país vecino.
Seis millones de paisanos apostando a la fe y la esperanza de un gran milagro social para alcanzar con la yema de los dedos el paraíso terrenal y de paso, rozar el cielo.

TRES. Esperanza, sí, pero en uno mismo

¡Hosanna, hosanna!
Un viejito del barrio asegura “veinte y las malas” que nada como vivir con la esperanza ondeando en cada nuevo amanecer.
Otro viejito dice que lo peor entre lo peor en la vida es vivir con esperanzas porque el desencanto y la frustración suelen llegar antes de que el gallito bíblico cante tres veces.
Otro viejito refiere que la única esperanza efectiva y eficiente ha de latir en uno mismo.
Incluso, sin esperar nada, absolutamente nada de la familia, los parientes, los hermanos, los tíos, los primos, los compadres.

CUATRO. La familia es primero…

Con todo, parece una maldición bíblica el hecho de que cada seis años en México (como de seguro en otras latitudes geográficas) los ciudadanos de a pie y motorizados suelen renovar la esperanza en las tribus gobernantes escalando el peldaño más alto del poder público.
Más, cuando está claro que una parte significativa de la población cifra su destino inmediato en los políticos.
Los políticos que, por ejemplo, llegan al poder con el único objetivo “de ordeñar la vaca y meter la mano al cajón”.
Y de paso, beneficiar, además de a la familia cercana, a la barbie en turno que haga dichoso y feliz al jefe máximo.

CINCO. Camino empedrado de infierno

Claro, con tantas experiencias desagradables, al millón de indígenas…
Y a los dos millones de campesinos…
Y a los tres millones de obreros les valdrá “un soberano cacahuate” el nuevo gobierno estatal que tomará posesión el primer de diciembre del año que camina en un Veracruz en el primer lugar nacional en feminicidios, secuestros, extorsiones, fosas clandestinas y migración a EU.
Todos ellos saben (y están conscientes), primero, de que pobres nacieron, pobres viven y pobres han muerto (y morirán ellos).
Entonces, abrigar esperanzas es hacer al tonto y al ensarapado.

SEIS. El día cuando el mundo se fregó…

Duro y rudo vivir apostando a la esperanza.
Incluso, la esperanza depositada en un pariente, un compadre, un amigo, el jefe en la oficina, el taller y el surco.
Más, cuando alguien por ahí (quizá siniestro y sórdido) advierte que si se piden mil favores y únicamente te conceden uno… se va de gane.
La esperanza fue el peor mal de la caja de Pandora enviada por Zeus a la tierra a través de su barbie consentida.
En el camino, a Pandora se le cayó la caja. Y la esperanza se refundió en el rincón más arrinconado.
Entonces, Pandora le dijo que saliera pues todos se habían ido.
La esperanza dijo:
“Yo aquí me quedo… porque soy la peor”.
Claro, convencida por aquella barbie dulce y tierna, la esperanza también agarró camino.
Y la mitad del mundo y la otra mitad se fregó…