Cositas mágicas
**Ratitos memorables
**Recordar es vivir...
UNO. Hechos maravillosos
Hay cositas y hechos mágicos de los días que caminan. Entre otros, los siguientes: Una chica con short cortito cruzando la avenida y deteniendo el tráfico y los conductores asombrados y perplejos mirándola y admirándola.
Luis Velázquez
Hay chica vestida con elegancia y fina bolsa de mano VIP mirando los aparadores de ropa de moda en la plaza comercial.
Y sin prisas ni aprisa.
Una chica corriendo en la mañana tibia en el bulevar con shorcito y tenis y con una coletita galopando en el cuello y en la espalda.
DOS. Una chica en el borde de la playa
Una chica en traje de baño diminuto caminando paso a pasito, pian pianito, a la orilla de la playa en el Golfo de México y mirando el vuelo de las gaviotas en filita militar y girando como un trapecista en el circo de cinco estrellas.
Una chica ejercitándose en la zumba antes del amanecer y bamboleando el cuerpo de norte a sur en rítmico movimiento estrujante y estremecedor.
La sonrisa de un bebé recién nacido y sonriendo por nada y solo porque es un bebé y es dueño de la mitad del mundo y de la otra mitad.
TRES. Cuando los hijos se van…
El primer bebé de la hija casada un año anterior y el primer nieto de los abuelos maternos y paternos y todos riñendo por ser los primeros en cargarlo y de paso hasta disputando por el nombre.
El día cuando el bebé dice mamá o papá y la locura total y absoluta en el seno familiar.
El día, claro, cuando los hijos se van y agarran camino, por ejemplo, recién casados.
Y el día cuando (ni modo, así es la vida) cuando los hijos regresan a la casa paterna quizá, quizá, quizá, derrotados en el fracaso matrimonial.
CUATRO. La muchacha embarazada
El día cuando el primer nieto y el segundo y el tercero concluyen la carrera universitaria y reciben el diploma y el título, con todo y que están y/o pudieran estar listos para la independencia y la autonomía económica y social.
El día, caray, cuando la novia se hace el examen de embarazado y sale positivo y suena la hora de tejer chambritas.
Y lo más duro y rudo, acaso, pensar en la estrategia diplomática para decir a los padres que se “ha salido con el domingo siete”, a pesar, incluso, de tantas medidas profilácticas para evitar un embarazo.
CINCO. El primer amor
El día del primer deseo. La primera pasión. El primer beso.
(Fechas, claro, y año, que nunca, jamás, suele olvidarse).
El día cuando se recibe el primer pago en el trabajo y la persona desearía multiplicarlo para repartir en partes iguales y significativas a los padres, a un hermano, a la pareja, incluso, al hijo si ya se tiene.
El día cuando, ni modo, ley de la vida, fallece un amigo. Y peor, mucho peor, si muere en circunstancias duras y rudas, por ejemplo, un asesinato.
SEIS. Días memorables y citables
Días cuando, incluso, la persona alcanzó el más alto decibel de felicidad y dicha, y entonces, dice el viejito del barrio, únicamente han de guardarse los momentos estelares para recordarse de cara al futuro.
Más todavía porque está probado y comprobado que la felicidad total y absoluta es una utopía, una entelequia, que nunca ha existido ni existirá.
Y sólo hay, en efecto, ratitos felices y que deben conservarse en las neuronas y el corazón para evocarse las horas necesitadas y con el recuero de los días idos refocilarse en la dicha.