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Expediente 2024
Martes 28 mayo, 2024

Adiós, Cuitláhuac, adiós

I (Un sexenio más... perdido)

A partir del tres de junio, el sexenio de Cuitláhuac G. J. habrá expirado.
De allí pa’lante, únicamente cuestiones de trámites.
Y, claro, y como ha sido la tónica, cero obra pública.
Digamos, y en todo caso, el tramo de una callecita pavimentada. Un saloncito de clase. Un parquecito podado.

Luis Velázquez

Una clínica de salud y sin medicinas. La promesa de que pronto, antes del cántico del gallito bíblico, los feminicidas serán detenidos.
Entonces, el objetivo superior será, digamos, pulir y volver a pulir las cuentas públicas de las dependencias del gobierno estatal.
Gabinete legal y ampliado.
Adiós, adiosito a una generación perdida más.
El obradorismo en Veracruz, el desencanto y la decepción.
Lástima…
El único legado social de las tribus guinda y marrón de AMLO, el presidente, y de cara al Golfo de México son, entre otros, los siguientes:
Primer lugar nacional en feminicidios.
Secuestros.
Extorsiones.
Fosas clandestinas.
Y uno de los primeros espacios nacionales en desaparecidos.
Y desaparición forzada.
Primer lugar nacional en migración a Estados Unidos de acuerdo con el INEGI.
Veracruz, la única entidad federativa incapaz de recuperar los miles de empleos perdidos (siete mil) en el par de años del COVID según exhibida de la secretaría de Trabajo federal y el Seguro Social.
El sexenio número uno en la devolución del recurso federal para construir infraestructura y dada la incapacidad de Cuitláhuac para aplicar el dinero oficial en obra social.
Un Veracruz ensangrentado.
Tiradero de cadáveres de mujeres.
Y de hombres. Niños. Jóvenes. Ancianos.
Los carteles y cartelitos de la droga, disputando la jugosa plaza Veracruz con la autopista de sur a norte y los tres puertos marítimos para la carga y descarga de droga y las pistas clandestinas.
Y las autoridades municipales arrodilladas ante los capos.
Y el cobro del derecho de piso.
Y la prostitución de mujeres migrantes de América Latina (Honduras, Guatemala y El Salvador) en su paso por Veracruz.
La delincuencia organizada, la única que creció en el sexenio que se va.
Y la formación de 33 (treinta y tres) Colectivos con padres con hijos y parientes plagiados y desaparecidos clamando y reclamando justicia.
Simple y llanamente, justicia.
La única obra social, digamos, los programas del Bienestar obradorista y en los que Cuitláhuac se encaramó para alardear que fueron (y son) suyos.
El nepotismo de Cuitláhuac y parte de su gabinete en el más alto decibel.
El tráfico de influencias.
Los casos de corrupción y empresas fantasmas denunciados por la bancada priista en la Legislatura local.
La locura, pues, total y absoluta, cuando la senadora Gloria Sánchez denunciara en el Congreso federal la existencia de un Complot Mediático para derrocar a Cuitláhuac.
La imaginación, más que cometiendo locuras, desorbitada y descarrilada y fuera de serie.
El cambio y enroque de funcionarios públicos sin rendir cuentas a nadie, por ejemplo, “si se fueron al agua”, si defraudaron la confianza, si se negaron a cochupos y si “ordeñaron la vaca y nunca salpicaron”.
Un sexenio vendiendo esperanzas baratas, ramplonas, demagógicas y populistas (como en los tiempos ideales del PRI) a las personas y Colectivos y familiares clamando justicia “pronta, rápida y expedita” por los parientes secuestrados, desaparecidos, ultrajados si eran mujeres, asesinados y quizá sepultados en fosas clandestinas.
Y luego de un año, dos años, tres años, cuatro años, cinco años y seis años que va un semestre, la tolerancia insólita pero indicativa y significativa de AMLO, el presidente, a su góber jarocho, y a quien tantas tantas tantas ocasiones halagara y ondeara su mano como el político más honesto (ta’bueno) del Golfo de México.
El retrato hablado del obradorismo.

II (Quedar bien con AMLO)
En su momento, Cuitláhuac convenció a López Obrador de que era el político ideal para gobernar Veracruz.
Pero varios años después, Cuitláhuac está terminando el sexenio en medio del desencanto social.
Quizá, quizá, quizá, así habría deseado y pensado y soñado el primer presidente de la república de origen tabasqueño y que nunca pudieron, entre otros, Carlos Alberto Madrazo y Tomás Garrido Canabal, el amigazo de Plutarco Elías Calles.
Pero ni hablar, en un sistema presidencialista…
Donde el jefe del Poder Ejecutivo federal es todo “y sin medida”…
“El país de un solo hombre”…
La gran estrategia política está en congraciarse y halagar sin cesar al jefe máximo.
Y si el subalterno se adueña de las neuronas, el corazón, el hígado y hasta del sexo del jefe máximo, entonces, la vida se transfigura en el paraíso terrenal.
La conseja popular es clara y categórica:
Estando bien con dios (el dios terrenal) allá que los ángeles y querubines emberrinchen y pataleen.
Durante los últimos cinco años, Cuitláhuac únicamente tuvo como prioridad quedar bien con AMLO.
Y punto.
La frasecita memorable y citable aquella de que “por el bien de todos… primero los pobres”, puro rollo y chorizo.
El colmo entre los colmos: Veracruz, campeón nacional en feminicidios.
El desdén y el menosprecio de Cuitláhuac G. J. por las mujeres.


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