Pasiones ideológicas
**Intelectuales y políticos
**Amores y desamores
EMBARCADERO: Andrés Malraux fue gran novelista francés... Incluso, y dada su cultura, fascinó a Jacqueline Kennedy cuando como ministro de Cultura con Charles de Gaulle fue su guía en Francia... Estuvo en la antesala del Nobel de Literatura... Pero su inteligencia incandescente y talento fue puesta al servicio de José Stalin, el sátrapa ruso que dejara veintiocho millones de rusos muertos... La vida de un escritor ilustre al servicio de un dictador... Los intelectuales, deslumbrados y encantados por los políticos
Luis Velázquez
Es más, hasta aceptando cargos públicos para empujar la carreta utópica de los autócratas…
ROMPEOLAS: Fue el caso, por ejemplo, y entre otros, del escritor ruso, Máximo Gorki, como agente cultura de Stalin… Pablo Neruda escribiendo una Oda a Stalin “en la plenitud del pinche poder”… Deteniendo en altas horas de la noche a los intelectuales y escritores y disidentes y ciudadanos opositores y desapareciéndolos para siempre… El filósofo, escritor y político, José Vasconcelos Calderón, al servicio de Adolf Hitler… Incluso, hasta antisemita se volvió… Es más, Hitler le financió una revista política… El escritor Jorge Luis Borges abrazando en público y aceptando una presea a Augusto Pinochet, el traidor al presidente de Chile, Salvador Allende, todo, para adueñarse del poder público…
ARRECIFES: Un amigo recomendó al escritor Suetonio con la esposa de un Emperador… Y como andaba con premuras aceptó el cargo como asesor… Al ratito, los otros asesores lo intrigaron con la jefaza… Y la jefaza les creyó… Y la vida se hizo imposible, dura y ruda, difícil, en palacio… Y Suetonio renunció y se fue a su pueblo para encerrarse a escribir su famoso libro, “Los Doce Césares”… Y así, trascendió en la historia… Pero, bueno, el poder gubernamental siempre atrae a los ciudadanos de todo tipo, así tengan maestrías y doctorados y libros publicados y reconocimientos extranjeros…
ESCOLLERAS: En la historia de Malraux, cuenta Simone De Beauvoir en el libro autobiográfico, La fuerza de las cosas, llegó el momento estelar de elegir entre Stalin y León Trotsky, a la muerte de Lenin… Y Malraux se fue con Stalin… Incluso, como De Beauvoir y su pareja, Jean-Paul Sartre, lo evidenciaron en su independencia intelectual, Malraux cabildeó para que la editorial Gallimard los echara… Y los echaron… Pero al mismo tiempo, y “cuando una puerta se cierra otra se abre”, una editorial los acogió… Y la famosa pareja parisina siguió pa’lante…
PLAZOLETA: Un caso más de las pasiones ideológicas… La gente de izquierda, el centro y la derecha, con rachas huracanadas y torrenciales… Cada una alardeando poseer la verdad… Pero más aún, la confianza popular… Creyéndose enviados de un Ser Superior, mesiánicos… “Yo soy la verdad”… Disputas, además, que únicamente benefician (si así fuera) a los protagonistas… Todos, la mayoría, buscando ganarse la gloria y la inmortalidad… La soberbia, la altivez, el engreimiento y la frivolidad en el más alto decibel… “Estás conmigo o estás contra mí”… “Yo soy honesto, honesto, honesto, y ustedes, corruptos, corruptazos”…
PALMERAS: Por eso, Zeus fue sabio cuando envió a Pandora a la tierra con la famosa caja donde estaban la mayor parte, todos quizá, de los males humanos… Desde la petulancia hasta la vanidad… Desde el autoritarismo hasta el abuso… Y el machismo, claro… Y de ñapa, la esperanza para mantener
la fe en las tribus políticas y económicas con que se pueda enaltecer la vida… Cierto, Malraux encarnó una época europea… Pero, y por fortuna, nunca fue inmortal…