Todo el aparato gubernamental, desde el federal hasta de las veintidós gubernaturas donde MORENA es el partido en el poder con su jefe del Poder Ejecutivo estatal, al servicio de los candidatos guinda y marrón al Palacio Nacional y a los nueve palacios estatales en disputa.
La historia priista de “La dictadura perfecta” repetida, renovada, fresquecita, para reproducirse en el tiempo obradorista.
¡Ay, la tentación del poder!

PASAMANOS: Nunca como ahora “el país de un solo hombre”.
AMLO, “en la plenitud del pinche poder” como decía el clásico.
En los últimos cinco años y un semestre, el hijo predilecto de Macuspana, Tabasco, resbalando en la tentación del poder público total y absoluto.
Incluso, así como con Elías Calles se habló del Maximato pues impuso a cuatro sucesores en la silla embrujada del palacio federal, algunos expertos redefinieron el Obradorismo como el “Obradorato”.
El estilo personal de ejercer el poder en cuatro libros clásicos.
Uno y dos, “El rey del ca$h” y “El gran corruptor” de la escritora y periodista, Elena Chávez González.
Tres, “¿Qué sigue?” de la politóloga Denise Dresser.
Y cuatro, “la historia secreta, AMLO y el Cartel de Sinaloa” de la reportera y escritora, Anabel Hernández.

CORREDORES: Así, y en caso de ganar la candidata presidencial de AMLO y algunos de sus nueve candidatos a igual número de gubernaturas, se repetirá la frase memorable, citable y bíblica en el tiempo de Calles:
“El que gobierna vive en Palacio Nacional. Pero el que manda vive enfrente”.
En el caso, dirán que “quienes gobiernan viven en palacio, pero el que realmente manda vive en el rancho ‘La chingada’ en Chiapas.

BALCONES: Nada raro ni extraño, sin embargo.
En el primer tramo del siglo pasado lo dijo, rancherote que era, Eufemia Zapata, el hermano menor del Caudillo del Sur, Emiliano:
“La silla del palacio está embrujada porque marea y enloquece a todos, sin excepción”.
Y con el tiempo, incluso, hasta hizo levitar a casi todos.
Incluso, sintiéndose la mayoría seres enviados a la tierra por un Ser Superior.
Y todos, mesiánicos que se volvieron con un ejército de subalternos tirándole incienso al paso.

PASILLOS: El libreto populista está armado.
Uno, el autoritarismo. Dos, “aquí mando yo”. Tres, el nepotismo. Cuatro, el tráfico de influencias.
Cinco, yo mando y si me equivoco vuelvo a mandar y nada pasa.
Seis, el uso del erario con sentido político y partidista.
Siete, la obra pública asignada por Dedazo a los socios, cómplices y aliados.
Ocho, las empresas fantasmas.
Nueve, cacareando que “no somos iguales a los corruptos, corruptazos” antecesores.
Y diez, todos quieren tumbarme. Pero yo tengo el apoyo sin límites del pueblo.
En conclusión, una nación polarizada donde unos –incluso familias completas--- están conmigo y otros en contra mía.

VENTANAS: Igual, igualito en los más de setenta años del priismo, con una elección de Estado con el Obradorato.
Incluso, vivido a plenitud por López Obrador en el siglo pasado cuando fue presidente del CDE del PRI en Tabasco y el góber en funciones, el intelectual Enrique González Pedrero, otorgó la razón a los líderes priistas municipales a quienes AMLO pretendía imponer comités paralelos.
Y vivido por AMLO cuando fue coordinador de la campaña electoral del ingeniero Heberto Castillo Martínez a gobernador de Veracruz ante el salinista Patricio Chirinos Calero.
Nadie como AMLO conoce las mañas del partido tricolor para reproducirse en su México y pulido y vuelto a pulir.
De Plutarco Elías Calles a López Obrador.