Ahora, el asuntito iniciado por el empresario Arturo Castagné Couturier brincó al noticiero estelar de Televisa estremeciendo y zangoloteando las entrañas de MORENA, la 4T, el obradorismo, la purificación moral, la honestidad valiente y la Cartilla Moral del escritor Alfonso Reyes.
Y brincó a Televisa con el futuro yerno de Nahle, Fernando Bilbao Arrieta, “favorecido de manera irregular con negocios vinculados con la explotación de hidrocarburos y operación de gasolineras”.
Un trabajo de la Unidad de Investigación NMás Focus de Televisa.
Un gran reportaje de la periodista Jennifer González.
Fernando Bilbao, alistándose para la boda con una hija de Nahle, Tania Peña Nahle.
La proyección noticiosa el jueves 16 de mayo en la noche.
Y a la fecha, la candidata obradorista a gobernadora sin una respuesta concreta y específica.
Bueno, una: ella y su gente asegurando que se trata de acoso y hostigamiento machista.
Acoso, de entrada, de Arturo Castagné.
Luego, de Pepe Yunes Zorrilla, candidato del Frente Opositor a la gubernatura, incluso, con la denuncia penal en la Fiscalía General de la República en su contra y que también interpuso Castagné.
Acoso, vaya, hasta de parte de los medios por dar espacio y tiempo a las denuncias.
El (presunto) beneficio de Nahle a su futuro yerno, Fernando Bilbao Arrieta, entre los años 2019 y 2023 como secretaria de Energía.
La Comisión Reguladora de Energía, CRE) otorgando permisos y por treinta años (ajajá) a compañías “que depositaron grandes sumas a una de las empresas de Bilbao”.
Sin duda, tráfico de influencias.
Posibles conflictos de interés.
Corrupción, vaya.
Corruptazos, diría Andrés Manuel López Obrador de sus enemigos, opositores y adversarios.
La exposición civil y mediática del caso Nahle ha seguido creciendo de cara a la elección del dos de junio.
Caray, hasta la concesión de montón de gasolineras a Lemarroy, el magnate de Coatzacoalcos.
Ella, se insiste, sin aportar pruebas irrefutables de su inocencia.
Bueno, una: cuando reviró diciendo que un inmueble en Nuevo León era propiedad de un homónimo de su pareja, José Luis Peña, y quien por cierto ha sido exhibido en el palenque público como un adúltero con una amante a quien tiene laborando en la administración pública de Veracruz.
Y en la secretaría de Finanzas y Planeación.
Y en el sur del Estado.
Ta’cañón.

II (El Veracruz sórdido que vendría…)
Fernando Bilbao Arrieta es apenas, apenitas, noviecito de una hija de Nahle.
Están a punto de contraer nupcias en junio.
Y si como secretaria de Energía la señora de Zacatecas ya lo ha benefició, entonces, si ganara la gubernatura ya podrá el lector imaginar y visualizar el tráfico de influencias a que se llegaría para los negocios ilícitos.
Y durante seis años.
Además, claro, de la ambición del marido.
Y la ambición de ella misma.
Una vez más, AMLO, el presidente, salió en defensa de Nahle, y, bueno, es lo único que puede hacer.
En todo caso, la palabra presidencial contra los hechos notariales de Arturo Castagné.
Y el reportaje exclusivo de Televisa sobre el presunto tráfico de influencias para beneficiar al noviecito de su hija.
Y, claro, calienta.
Y calienta a los ciudadanos con credencial de elector en Veracruz.
Inverosímil, insólito, el posible grado de corrupción (tráfico de influencias y nepotismo) a que ha llegado Nahle en la administración pública.
Y de ñapa, AMLO “tirando su espada en prenda”.
Nunca en la historia electoral del Estado jarocho los posibles niveles de corrupción han llegado a tanto…
Se ignora si también en Zacatecas, en donde, por cierto, el trascendido es que el senador Ricardo Monreal Ávila es propietario de mil ochocientas hectáreas y unas 48 inmuebles, como fue restregado durante debate a una de sus hijas, Catalina Monreal, candidata a alcaldesa de la Cuauhtémoc en la Ciudad de México.
Los grandes modelos, ejemplos, de la patria moral del obradorismo.