A tono, con el presidente Luis Echeverría Álvarez cuando para imponer a su candidato a gobernador de Sonora, su delfín Carlos Armando Biebrich, ordenó modificar la Constitución Política y santo remedio.
En el caso de las elites guinda de Veracruz cuando quizá, quizá, quizá, AMLO, el presidente, y su delfín Cuitláhuac García y su delfina Rocío Nahle dispusieron cambiar la Constitución de Veracruz para aligerar el camino a la candidatura a gobernadora a la señora de Zacatecas.
Entonces, la Constitución de Veracruz dejaba con claridad para ser candidato a gobernador se necesita, más que bailar La Bamba, haber nacido en Veracruz.
Incluso, y en todo caso, ser hijo de padres nacidos en Veracruz.
Así, Cuitláhuac ordenó al pobrecito ex vendedor de automóviles, su diputado local, Juan Javier Gómez Cazarín, jefe máximo de la Junta de Coordinación Política, cabildear entre los legisladores de MORENA y aquellos que aceptaran una buena “untadita de mano” para quitar el articulado obstáculo para Nahle.
Y simple y llanamente, la Constitución de Veracruz fue modificada.
Desde entonces, se conoce como la Ley Nahle.
Por más y más “golpes de pecho” de que el objetivo era abrir la oportunidad a las personas nacidas en otras entidades federativas y residiendo en Veracruz, interesadas y obsesionadas con ocupar la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa.
Y, bueno, cuando una tribu política como los morenacos (igual que el priista Echeverría Álvarez) llegan a cambiar la ley “por sus pistolas” y a conveniencia, caray, en nombre del poder público son capaces de todo.
Absolutamente de todo.
Por ejemplo, a la sombra del poder volverse una coleccionista inmobiliaria.
Y hasta con un yate a la orilla de la casa ubicada de cara al río Jamapa y el Golfo de México.
“Hay días cuando me siento dios” exclamó Calígula en la cúspide del poder.
“Yo soy Emperador, Rey y César” decían Julio César y Marco Antonio.
“Aquí mando yo” dijo sin dudas ni vergüenzas la Fiscal General cuando tomara posesión, exreina de belleza en su pueblo, Santiago Tuxtla.
“Nadie está por encima de mí” dijo Carlos Salinas de Gortari a Ignacio Rey Morales Lechuga, Procurador de Justicia de la Nación.
“No, señor presidente, le reviró Morales, por encima de usted está la Constitución”.
Y Salinas ninguna palabra respondió. Pero en las horas siguientes, lo destituyó y lo envió de Embajador.
¡Ay, los dueños del poder!

II (Su verdadera cara)
En la campaña electoral, la señora de Zacatecas candidata obradorista a gobernadora de Veracruz, se ha mostrado como es.
Sin reticencias ni medias tintas.
La fama pública es la siguiente:
Excluyente.
Autócrata.
Autoritaria.
Desdén y menosprecio a los enemigos, adversarios y opositores.
Fantoche con seis, siete, ocho camionetas blindadas y con escoltas como damas de compañía.
Manotazos al equipo gubernamental de Cuitláhuac para presionar a los presidentes municipales de oposición con malas Cuentas Públicas para renunciar a sus partidos políticos y afiliarse a MORENA como sus promotores.
Altanera con los medios.
Incluso, permitiendo que los Siervos de la Nación se vayan en contra de la prensa y le griten “¡Prensa vendida!”.
Y, bueno, si ella pudo modificar la Constitución Política de Veracruz está probado y comprobado de todo lo que es capaz.
Nunca en Zacatecas pudo crear y recrear una hegemonía política pues se le atravesó Ricardo Monreal Ávila con sus quince, dieciséis, diecisiete hermanos y ellos gobiernan y mandan en el pueblo.
Entonces, decidió apropiarse de Veracruz con la bendición de AMLO, el presidente.
Y de Cuitláhuac García a sus órdenes.

III (El camino a Itaca es duro y rudo)
Sabrá el chamán el momento estelar cuando a la señora de Zacatecas se le endureció el carácter, el temperamento, la mirada política y social, la actitud.
Se ignora si sus Círculos del Infierno habrá sido adquiridos en Coatzacoalcos y en la Ciudad de México o en Zacatecas, cuando, por ejemplo, se abría paso al lado de un hermano, diputado federal, por cierto, en el tiempo de Miguel Ángel Yunes Linares, Jorge Uscanga Escobar y Marco Antonio Torres.
Se ignora si será su temple para escalar en la pirámide del poder, pues una cosita es la formación casera y otra la hija de la vida pública.
Más en un medio donde los hombres eran los jefes de jefes.
Palabras mayores, por ejemplo, dejar atrás en la carrera partidista a Sergio Gutiérrez Luna, Manuel Huerta Ladrón de Guevara y Éric Patrocinio Cisneros Burgos.
El temperamento pulido y vuelto a pulir y con más filo en el hacha.
Pero, bueno, hasta el día de hoy así le ha funcionado la vida y hasta como secretaria de Estado.
Y sin duda, tal cual seguirá empujando la carreta y pateando el balón y remando la canoa.
Desde Ulises, el camino a Itaca es duro y rudo.