Incómodos, e indeseables, por añadidura.
Claro, igual, igualito que Andrés Manuel López Obrador.
Igual, igualito que cuando el tiempo priista con más de setenta años en el poder federal y estatal.
“Estás conmigo o estás contra mí” es ya (y será) la política sexenal, si gana, claro, las urnas.
Ella misma (de seguro) marcando la línea y la raya.
Y sus voceros abonando el surco con espinas, cardos y abrojos para endulzar sus oídos y paladar.
La última exclusión, por ejemplo, al reportero Fidel Pérez Sánchez, corresponsal del periódico digital, Latinus, donde chambea Carlos Loret de Mola, el periodista más odiado por AMLO, el presidente.
En varias ocasiones lo han dejado “con la palabra en la boca”.
Y en contraparte, la gente de la candidata, la señora de Zacatecas, tocando otras puertas y ventanas para el incienso y las mieles.
Incluso, hasta vaticinando ya (y en medio del triunfalismo) la victoria electoral el 2 de junio.
De hecho y derecho, la señora de Zacatecas declarándose seguidora del ideario de Benito Juárez García: “Para los amigos, justicia y gracia. Y para los otros (los adversarios, los opositores, los enemigos), justicia a secas”.
Juárez, por ejemplo, nunca se lanzó en contra de los grandes periodistas del tiempo de la Reforma, varios de ellos ministros en su gabinete como, por ejemplo, Francisco Zarco, de Gobernación, e Ignacio Ramírez, El Nigromante, de Justicia y Asuntos Religiosos.
Y es que cuando Juárez cayó en la tentación reelectora (quince años ininterrumpidos), todos ellos le renunciaron y volvieron al periodismo.
Y al periodismo crítico analizando y cuestionando y evidenciando su estilo personal de gobernar.
Pero, bueno, a los héroes patrios se les admira por algunas cositas en tanto se omiten otras “dejando hacer y dejando pasar”.
La prensa, digamos, que suele contar los hechos “al pie de la letra” y como ocurrieron, incómoda e indeseable para la señora de Zacatecas.
Y para la prensa sumisa, tendida a su paso, las mieles del poder.
Claro, claro, claro, siempre ha acontecido así. Lecciones, pues, de la historia.
José Vasconcelos Calderón, filósofo, maestro, escritor y candidato presidencial independiente ante el autoritarismo de Plutarco Elías Calles, terminó adorando a Adolf Hitler, y quien, por cierto, le financiara una revista.
El escritor ruso, Máximo Gorki, idolatraba a José Stalin.
Pablo Neruda compuso una Oda a Stalin.
El escritor Jorge Luis Borges abrazó en público al general Augusto Pinochet, el Judas del presidente Salvador Allende.
La señora Zacatecas ha expresado sin rodeos ni ambages y sin pudor su filosofía política.
Estás conmigo, vientos favorables.
Estás contra mí, “el que se lleva… se aguanta”.
El empresario y activista Arturo Castagné Couturier habrá de exiliarse al otro extremo del mundo si la señora Nahle gana la gubernatura, pues nadie dudaría que los Jinetes del Apocalipsis se irán en su contra.
Incluso, vaya, hasta sufriendo un accidente automovilístico.
Y/o enviándole una guapísima scort para que en motel, y luego de los famosos siete minutos de Irving Wallace, lo envenenara…

II (República de morenacos)<(strong>
Hemos, entonces, de declarar y aceptar que este país es una república de morenacos.
Morenacos… porque militan en el partido de la Virgencita del Tepeyac, MORENA.
Morenacos… porque la mayoría son de piel oscura, muy oscura.
Morenacos… como “los chinacos”, dueños del poder en el siglo pasado y que lo son en el siglo XXI.
Morenacos… porque la raza, la plebe, “los de abajo”, “los olvidados”, “los precaristas”, mandan y gobiernan.
Morenacos… porque igual, igualito, soñaron Lenin y León Trotsky. Incluso, Pancho Villa y Emiliano Zapata.
Todos listos, pues, para entrar a la Basílica de Guadalupe de rodillas y con los brazos extendidos y los ojos en viaje esotérico, en trance, porque desparramará bendiciones para ganar en las urnas.
Además, y desde luego, todos con una estampita de Jesús en la cartera y en la bolsa de mano.
Ojalá y pronto la intérprete Eugenia León lance nueva canción estelar loando más, mucho más, a AMLO.
¡Te queremos, AMLO, te queremos!
Nos has dado “tierra y libertad” como decían de Emiliano Zapata.