Dante y Miguel Ángel, empujando la carreta y pateando el balón para que sus hijos lleguen al Senado.
Dante, jefe máximo de su partido político. Miguel Ángel, retroalimentando a su partido actual, el PAN.
Fidel, realizándose en política a través de su hijo Javier Herrera Borunda, jefazo en el Partido Verde.

DOS. Los tres exgobernadores

Los tres, líderes del CDE del PRI en Veracruz.
Los tres, exgobernadores.
Los tres, con cargos públicos federales.
Los tres, cercanos a presidentes de la república.
Dante, a Luis Echeverría Álvarez y a la compañera María Esther. Y a Carlos Salinas.
Fidel, a Luis Echeverría.
Miguel Ángel, a Carlos Salinas, Vicente Fox y Felipe Calderón.
Por desventura, nunca empalmaron sus vidas. Ni tampoco al lado de Ignacio Rey Morales Lechuga, pues entre los cuatro, digamos, bien pudieron llegar a la presidencia de la república, uno del cuarteto jefe del Poder Ejecutivo federal.
Ni siquiera, vaya, Fernando Gutiérrez Barrios, secretario de Gobernación de Carlos Salinas, los pudo incorporar en tarea descomunal, pero epopéyica.

TRES. Individualismo demoledor

El individualismo, ya se sabe, es muy canijo. Demoledor.
Más, cuando se es contemporáneo y se anda en la lucha política para escalar y escalar en las grandes ligas.
De los tres, Dante es el único con un partido político. Y nacional.
Siempre mirando lejos.
Por lo pronto, tiene par de gobernadores. Uno, el primero, en Jalisco. Y el segundo, en Nuevo León.
Miguel Ángel derivó del PRI al PAN.
Y Fidel siempre se mantuvo en el tricolor.

CUATRO. Tiempo de sumar y sumirse

Los tres, con hijos en la política.
Fidel, un hijo. Dante, un hijo. Miguel Ángel, dos hijos.
De cara al futuro que viene, nadie necesitaría “una bolita de cristal” para intuir que los hijos de los tres sueñan, estarían soñando, con la candidatura a gobernador de Veracruz en el año 2030.
Los tres iniciaron en política desde jóvenes.
Fidel, a la sombra de don Rafael Murillo Vidal y Rafael Arriola Molina.
Dante, contra la voluntad de Rafael Hernández Ochoa cuando lanzara a Juan Herrera Marín como su candidato a presidente municipal de Córdoba.
Y Miguel Ángel, a la sombra luminosa de Hernández Ochoa.
En todo caso, y dado la coincidencia generacional, tiempo de los tres de sumar y sumarse y hasta sumirse.

CINCO. Pintando una raya presidencial

Dante se enfrentó a un presidente de la república. Ernesto Zedillo y quien, por cierto, ordenara encarcelarlo en el penal de Pacho Viejo al góber Patricio Chirinos Calero.
Fidel nunca se embroncó con un presidente, pero al mismo tiempo, mantuvo distancia kilométrica con Enrique Peña Nieto cuando le ganara la candidatura presidencial del PRI.
Miguel Ángel con la raya marcada con Andrés Manuel López Obrador.

SEIS. Nostalgia de Adolfo Mota

Dante trabajó con par de gobernadores. Agustín Acosta Lagunes y Fernando Gutiérrez Barrios y quien le heredara la silla embrujada del palacio de Xalapa como gobernador sustituto cuando se fue como secretario de Gobernación con Carlos Salinas.
Fidel laboró como cabildero con Rafael Murillo Vidal y Rafael Hernández Ochoa.
Miguel Ángel trabajó con Patricio Chirinos Calero y quien habría contemplado heredarle la silla, pero se atravesó la derrota de ciento siete presidencias municipales (la mayoría en manos del PAN) y perdió la nominación.
Pero también sirvió de pivote para renunciar al PRI.
En sus horas de nostalgia, Adolfo Mota, secretario de Educación de Javier Duarte, aseguraba que Dante, Fidel, Yunes y Morales Lechuga “nos quedaron a deber la presidencia de la república porque entre ambos se pelearon”.