Niños migrantes en E.U.
I (Menores, en el infierno norteamericano)
Los niños migrantes de México y América Central (Honduras, Guatemala y El Salvador) viven en un infierno llamado Estados Unidos: “Niños con laceraciones profundas. Huesos rotos. Fiebre. Diarrea. Vómitos. Convulsiones. Escondidos en contenedores de basura y en inodoros portátiles desbordados.
Niños asmáticos. Sin inhalador. Respirando el humo amargo de las fogatas de matorrales y basura.
Luis Velázquez
Y sin la compañía de un adulto, pues todos migraron para buscar a sus hijos y quienes de hecho y derecho los han olvidado” (Notiver).
Detenidos por la policía migratoria y como gancho para que sus padres aparezcan por ahí, quedan consignados en lotes y terrenos al aire libre.
Sin alimentos.
Sin infraestructura sanitaria.
Expuestos a las enfermedades trasmisibles. Y a las exposiciones al aire libre.
En tanto, caray, las autoridades estatales debatiendo si tienen la obligación legal de brindar techo y alimentación a los niños mientras esperan.
Más porque los menores están detenidos. Y a la espera de ser entregados a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Digamos, unos a otros echándose la culpa.
El drama todos los días y noches de todas las semanas y quincenas y meses cerca de la frontera entre California y México.
Y de pronto, ¡zas!, Donald Trump, soñando de nuevo con la Casa Blanca, informando a AMLO, el presidente, que ni un centavo daría a México para ayudar a los migrantes.
El único, digamos, delito de los niños es agarrar camino a Estados Unidos, y solos, buscando a sus padres.
Primero, el padre que partió de migrante y luego de un ratito olvidó a la familia.
Después, la madre que salió en búsqueda del padre desobligado e irresponsable y que de igual modo, dejó de estar pendiente de los hijos.
Entonces, los hijos lanzándose a la aventura infernal.
Y en el cruce de México a Estados Unidos, detenidos por la feroz policía migratoria norteamericana.
Todos los niños arrinconados en sitios al aire libre.
Sin albergue.
A la intemperie.
Sin comidas.
Sin baños.
Defecando al aire libre.
Sin bañarse.
Sin personal médico.
El peor infierno del mundo para los niños migrantes.
El otro drama de lesa humanidad.
II (¡Vaya tragedia humanitaria!)
Historias repetitivas de los niños.
Tantas “cornadas da el hambre” que de pronto, ni modo, el padre guarda en un morralito las dos mudas de ropa y parte de migrante.
Unos ocho días, aprox., dura la travesía para entrar a EU.
Luego, la búsqueda de una chambita.
Y cuando la encuentran y empiezan a recibir el salario en dólares, unos meses, digamos, un semestre, envían el dinerito a la familia en el pueblo.
Pero de pronto, el olvido total, duro y rudo.
Y cuando la noticia trasciende resulta que el padre ya tiene en EU otra pareja.
Y meses después que ya se volvió de padre de un niño.
Y de otro. Y de otro. Y de otro.
Entonces, el padre envía un mensaje a un familiar para que hable con la esposa abandonada y le pida el divorcio porque allá, en EU, desea casarse.
Entonces, la madre decide encarar a su marido y agarra camino a EU y encarga los hijos a los abuelos.
Y la madre también cae embrujada por el paraíso terrenal.
Al ratito, los hijos mayores con otros compañeritos en el pueblo se van de migrantes para buscar a sus padres.
¡Vaya tragedia humanitaria!