Y el tiempo de la masita en el brasero, lo ideal, y/o en la estufa… Y el tiempo para espolvorear el quesito en la masa… Y el tiempo para rociarle la salsita… Y el tiempo para ponerle la cebollita…

ROMPEOLAS: Además, una cosita es poner en la mesa el montón de picadas y gordas simples y sencillas… Y otra, un platito a un lado, por ejemplo, con unas rajas de aguacate… Y unos sabrosos bistecs de res, o mejor, de hígado… Y, claro, el cafecito de olla seleccionando, y muy bien, el tipo de café, pues nunca serán iguales de sabrosos los cafés de Chiapas y de la región cafetera de Huatusco y Córdoba, Veracruz…

ARRECIFES: El difícil arte de la sazón también considera el tipo de queso… Y más con tantos quesitos en el mercado… En el rancho una señora alardea tener la mejor sazón porque a la hora de palmear suele entonar canciones rancheras tipo José Alfredo Jiménez, y su voz se desparrama como bendición sobre la mesa y el brasero… Vaya, si la cocinera tuvo una mala noche, el mal humor, la mala vibra, el peor karma y fario cae como una maldición sobre las picadas y gordas… Y, claro, si la noche fue sabrosa, más sabrosas salen las picadas del comal…

ESCOLLERAS: La fama del barrio de La Huaca, en la ciudad jarocha, con las picadas y gordas… Sanborcito llaman a la zona urbana… La gran competencia en las fondas de los mercados populares… Caray, nunca las picadas de un restaurante VIP tendrán el mismo sabor que las de La Huaca, por ejemplo, y que en momento estelar tanto gustaron a Agustín Lara y Pedro Vargas, mientras Toña la Negra les cantaba “Acuérdate de Acapulco, María bonita, María del alma”…

PLAZOLETA: La fama de la sazón de La Huaca es tanta que si un turista llega al puerto de Veracruz sin comer picadas y gordas en el barrio es tanto como si tampoco fuera al café de La Parroquia para tomar un lechero y una canillita… Y como si tampoco en aquel tiempo bailara salsa en Villa del Mar… Y/o se diera una vueltecita en los tranvías como un pachá… Y, además, cometería un pecado mortal no tomar unas cervecitas bien frías con botanita en Los Portales… Los placeres anteriores en conjunto integran el himno nacional jarocho y quien las ha consumido y disfrutado se vuelve “más veracruzano que ‘La bamba’”…

PALMERAS: Unas horas después de que Hernán Cortés desembarcó en las playas de Chalchihuecan, la Malinche, “la flor más bella del ejido” de Tabasco obsequiada por su padre al conquistador, le cocinó unas picadas y gordas… Y fue allí donde Cortés descubrió el mundo nuevo y que terminara en Tenochtitlán… Incluso, de acuerdo con el cronista de la época, Cortés se atragantó con el sabrosísimo platillo jarocho… De igual manera como muchos años después la mamá Carlota de Maximiliano de Habsburgo quedara fascinada con los pambazos de Xalapa y la flor de izote de Córdoba…