Dos:
En el ejercicio del poder, los políticos en las alturas se asocian con los cuates entre los cuates y los compadres para los negocios lícitos e ilícitos.
Tres:
Los políticos dueños del día y de la noche y del poder público suelen incorporar a familiares en cargos públicos.
Incluso, y como aplicara Lázaro Cárdenas del Río como gobernador de Michoacán y presidente de la república en cargos públicos menores para evitar (ajá) se le acusara de nepotismo y tráfico de influencias.
Cuatro:
Por lo general, las amantes en turno de los políticos jefes de jefes salen beneficiadas. Mansiones, departamentos, terrenos, lotes, ranchos, ganado y joyas y equis número de cuentas bancarias… a su disposición.
Y, claro, si a una amante se le antoja un cargo en la administración pública, las puertas y ventanas abiertas.
Síndrome del poder tales privilegios, lo mismo se reproducen en el PRI, el PAN, el PRD, el PV y Morena, ahora.
Por ejemplo:
El nepotismo y el tráfico de influencias en su más alto decibel en Veracruz con Cuitláhuac García es su princesita, Dorheny García.
A:
Diputada federal… por Dedazo.
B:
Secretaria de Trabajo y Previsión Social… por Dedazo.
C:
La intentona (y fallida) para imponerla como candidata a senadora de la República, pero fue destronada por la nahelista Claudia Tello.
Y D:
La imposición como candidata a diputada local pues ya fue legisladora federal.
Nadie, hoy en día (quizá los suyos, digamos, la hermana influyentaza) conoce el beneficio social de Dorheny García como diputada federal y secretaria de Trabajo.
Su único mérito, todo indica, la amistad con Cuitláhuac García.
Y ni hablar, la política es así. Siempre ha ocurrido tal cual.
Por ejemplo: Plutarco Elías Calles, presidente de la república y creador del partido abuelito del PRI, el PNR, impuso a un hijo como gobernador de Nuevo León.
Y a otro hijo como diputada federal y ministro Sin Cartera y la orden superior para la concesión de numerosa obra de infraestructura beneficiando a su compañía constructora.
En contraparte, nunca, jamás, el presidente Miguel Alemán Valdés permitió que su hijo Miguel desempeñara un cargo público en su tiempo político.
Tampoco, claro, Lázaro Cárdenas del Río con su hijo Cuauhtémoc.
Cuitláhuac García, entonces, más cerca de Elías Calles que de AMLO, el presidente, su héroe patrio.

II (“No somos iguales”, ajá)
Incluso, y con Cuitláhuac de góber precioso, una hermana de Dorheny en varios cargos públicos.
Y de igual modo como Dorheny, si por equis razón era bloqueada para un puesto público, en automático la puerta para otro.
El caso, claro, de Indira Rosales San Román en el bienio panista.
El caso de Anilú Ingram Vallines en el sexenio de Javier Duarte de Ochoa.
El caso de Carolina Gudiño Corro en el sexenio de Fidel Herrera Beltrán.
Vaya, el góber Rafael Hernández Ochoa creó la dirección de Ecología para Ángela Frutis.
Casi casi, como el presidente José López Portillo nombrara a la doctora Rosa Luz Alegría como la primera secretaria de Estado, y de Turismo.
Y Gustavo Díaz Ordaz a la actriz Irma Serrano, La Tigresa, impuesto como Senadora de la República.
Los tres cargos públicos que el presidente Benito Juárez García otorgara a sus tres yernos.
Porfirio Díaz Mori imponiendo a su yerno como funcionario público federal de primer nivel.
Por eso, el chorizo aquel de que “no somos iguales”, puro estafa, puro rollo, pura política barata, ramplona, demagógica y populista.