Mejor dicho, como hermanos elegidos entre tantos otros.
Y cuando sin envidias ni rencores todo se han perdonado.
Y más, cuando en la sexta, séptima década están conscientes de que como ancianos se ubican en la antesala de la muerte.

DOS. Heredar al amigo

La triste historia contada en la serie fílmica, “El método Kominsky” con Michael Douglas y Alan Arkin, el primero en papel de un hombre mayor de edad divorciado y el segundo viudo.
Y ambos, con una relación amorosa extra. Y cada quien con una hija, en un caso, con problemas de drogadicción, y en el otro, con pendientes existenciales.
Encima de todo, la enorme, gigantesca e indestructible amistad donde las partes se aceptan sin detenerse en los errores humanos y se toleran para sobrellevar los días y los meses y los años.
Incluso, uno de ellos (Alan Arkin) interpreta a un magnate que al morir deja fortuna cuantiosa.
Y una parte significativa la hereda al amigo y a quien nombra albacea para vigilar el buen destino de su riqueza pues desconfía de la integridad de la hija drogadicta, ocho veces internada en hospitales de recuperación.

TRES. Uno al otro se tiene

La película se llama “El método Kominsky” porque Michael Douglas es un actor retirado con una escuela de actuación y con jóvenes alumnos soñando con el cine y las obras teatrales.
En su casa tiene un modesto y sencillo auditorio como salón de clases, en tanto el amigo es dueño de una compañía cinematográfica.
Solos en la vida. Y entre ambos se cuidan. Sobre todo, en el tiempo adverso de las enfermedades inevitables.
Tan cercana es la relación amical que juntos van a la plaza comercial para comprar sus despensas alimenticias.
Y el mayor número de días a la semana ambos comen en el mismo restaurante donde los conocen y por lo general, el amigo rico es quien paga las cuentas con una que otra copita, nomás para calentar el estómago.

CUATRO. Hasta que la muerte los separe…

Cada uno con sus conflictos filiales, ambos se aconsejan la terapia ideal para enfrentar la adversidad familiar.
Incluso, son tan cercanos que a cada rato se repiten la frasecita bíblica, memorable y citable de que serán amigos “hasta que la muerte los separe”.
Y como de hecho y derecho ocurre.

CINCO. Canto a la amistad

La amistad es tan grande que, por ejemplo, cuando Hacienda le cae al amigo pobre (Michael Douglas), el amigo (Alan Arkin) le presta (sin nunca, jamás, cobrárselo) un cuarto de millón de dólares.
Es más, llega momento estelar cuando se piden vivir juntos, en la misma casa, para estar, ser y trascender ahora cuando están enfermos.
Y aun cuando en ningún momento se concita ambos viven pendientes.
Tan pendientes que hasta consejos se piden por teléfono cuando están en una relación íntima con una mujer.
El filme es un canto, un poema, a la amistad.