Diario de un reportero/12 de marzo de 2011
* La única cena con Hernández Ochoa
* Reproche de Agustín Acosta Lagunes
* Entre más lejos de un gobernador, mejor...
Diario de un reportero
* La única cena con Hernández Ochoa
* Reproche de Agustín Acosta Lagunes
* Entre más lejos de un gobernador, mejor...
Luis Velázquez Rivera
12 de marzo de 2011
DOMINGO
La única cena con Hernández Ochoa
Rafael Hernández Ochoa ordenó con la mirada al mesero uniformado sirviera unas gotitas de vino rojo a los tres invitados a cenar en su casa en Xalapa, cuando despachaba como gobernador.
En el centro de la mesa, don Rafael. De lado derecho, Jorge Malpica Martínez, subdirector de El Dictamen. A la izquierda, Horacio Aude Zebadúa, jefe de Redacción. A su diestra, el reportero Héctor Fuentes Valdés.
El góber ranchero, compadre del presidente Luis Echeverría Alvarez, iba a mitad del sexenio, en la plenitud del poder.
Dijo a los jefes del periódico:
”˜”˜Los invité a cenar... porque me ha gustado el trabajo profesional de Héctor Fuentes. ¡Salud!”™”™.
El góber se acarició el bigote y cruzó la pierna izquierda. Preguntó a los directivos cómo estaban, qué decía el periódico, cómo miraban Veracruz, alguna sugerencia para gobernar mejor.
Insistió:
”˜”˜Héctor, me gusta como escribe, porque, además, no entra al embute”™”™.
Fue la única ocasión, en seis años, en que el reportero estuvo cerca del jefe del Poder Ejecutivo. Además, nunca lo entrevistó ni siguió sus pasos como perrito faldero. Simple y llanamente, se reducía a contar historias de norte a sur de Veracruz, trepado en un modesto Volkswagen azul que entonces tenía.
Como aquella, cuando los pistoleros de la familia Arámburo mataron a siete campesinos que les invadieron un ranchito en Martínez de la Torre y los dirigentes cenecistas del país, Alfredo Vladimir Bonfil y Augusto Gómez Villanueva, hombres de Echeverría, calentaron las neuronas del presidente y el presidente congeló varias semanas a Hernández Ochoa.
Y aún así, el góber respetaba la libertad de prensa, el ejercicio crítico de la palabra, la narración de historias dramáticas, duras, ríspidas...
LUNES
Reproche de Acosta Lagunes
Una sola ocasión, en seis años, el reportero Héctor Fuentes Valdés habló con el góber economista, Agustín Acosta Lagunes.
Tomaron un cafecito en la habitación del hotel, en el puerto jarocho, en la avenida Independencia, que durante el sexenio tuvo a su disposición..
Acosta Lagunes reprochó a Héctor Fuentes un reportaje publicado en el semanario Proceso, en que contaba la historia de la violencia en Veracruz, orquestada por una serie de pistoleros que controlaban la plaza. Los hermanos Sahagún, en Chicontepec. Los Mendoza, en Huayacocotla. Los Toribio Gargallo, en la región de Córdoba. Los Felipe Lagunes Castillo, en el puerto de Veracruz. Los Cirilo Vázquez Lagunes, en Acayucan para adelante. Etcétera.
Rafael Cuenca, jefe de ayudantes de Acosta Lagunes, callado, calladito, casi invisible, servía y servía el café que también consumía un testigo de honor, Dante Delgado Rannauro, entonces delegado de la Secretaría de Educación y quien luego pasaría a subsecretario de Gobierno.
El góber recitaba de memoria el texto del reportero en Proceso y por cada dato publicado reviraba argumentos.
”˜”˜Si es así, dijo el reportero, publicaré la entrevista en que usted rechaza todo”™”™.
”˜”˜No, no, es para tu conocimiento”™”™, precisaba el góber.
”˜”˜Somos amigos, Héctor, somos amigos”™”™ porfiaba Dante.
Nunca más cruzarían palabra el reportero y el gobernador. Cada quien en su trabajo y chamba. El góber a ejercer el poder. El periodista a informar.
El asesinato de Roque Spinozo Foglia y su hermano, y a quienes asestaron 120 balazos, los separaría más.
Y más, mucho más, cuando otros sicarios acribillaron a Demetrio Ruiz Malerva, el periodista y político que fuera líder del PRI estatal y diputado federal, amigo de Carlos Salinas de Gortari.
MARTES
Entre más lejos de un gobernador, mejor...
Menos de dos años Fernando Gutiérrez Barrios gobernó Veracruz. Y en 24 meses, el reportero Héctor Fuentes únicamente fue recibido unos veinte minutos en su despacho, en palacio de Xalapa.
Fue, incluso, un monólogo en que el jefe del Poder Ejecutivo hablaba y el reportero escuchaba las historias que el góber deseaba contar.
El periodista había entregado un cuestionario de 50 preguntas en víspera de cumplirse el primer año de gobierno, pues así lo habían condicionado y la audiencia fue, además de para entregar las respuestas, para que el fotógrafo Víctor Sevillano Pérez tomara una secuencia fotográfica del góber en palacio.
La secretaria ejecutiva dijo al reportero:
”˜”˜Caray, las 50 preguntas fueron demasiadas. Eso no se le hace a un gobernador”™”™.
Héctor Fuentes no contestó una sola palabra. Con el fotógrafo entraron al privado del jefe máximo, las gráficas fueron tomadas, sentaron un ratito, unos minutitos, a hablar, y luego enseguida, sin más, se despidieron.
”˜”˜Â¿Cómo van tus relaciones con el presidente Luis Echeverría Alvarez?”™”™, preguntó un amigo a don Julio Scherer García, el legendario director de Excélsior y Proceso.
Respuesta:
”˜”˜Entre más lejos... mejores”™”™.
MIÉRCOLES
Ni una palabra con Chirinos Calero
Nunca, en los seis años de gobierno, Héctor Fuentes cruzó palabra, un saludo, un telefonema, con Patricio Chirinos Calero, porque, además, se la vivía en Los Pinos, asesorando al presidente Carlos Salinas de Gortari, en virtud de lo que Porfirio Muñoz Ledo lo bautizaría con el apodo de ”˜”˜La ardilla”™”™.
Nunca, jamás, el reportero se acercó al gobernador en una gira, en una visita al puerto jarocho, en un evento político, en una ceremonia, un fin de año para el brindis tradicional con el gremio periodístico.
Y sin embargo, fue quizá uno de los tiempos en que el periodista ejerció con intensidad y frenesí el ejercicio reporteril, con un gran sentido crítico, en tanto la mayoría de la prensa (como siempre acontece) se fue convirtiendo en una boletinera del góber en turno, a tal grado que entre ellos mismos competían para ver quién y cómo halagaba mejor al huésped principal de palacio de Xalapa.
Su lugarteniente, Miguel Angel Yunes Linares, era un mastín defendiendo su honor y gloria.
Dueño del poder político, policíaco y económico, Yunes despachaba como el gobernador de facto, y se volvió implacable, duro, en contra de la prensa crítica, protegiendo a su jefe.
Fuentes Valdés pasó el sexenio recorriendo una vez más los municipios de Veracruz, sobre todo, en las zonas indígenas, donde miseria y pobreza se multiplican.
Y es que ningún caso tiene andar atrás del gobernador, con la grabadora en mano, para reproducir sus palabras en la cinta magnetofónica.
Ryzard Kapuscinski, el mejor reportero del siglo XX, decía al jefe de prensa de Mijail Gorbachov:
”˜”˜Agradezco su invitación para viajar a Rusia. Pero, mire, si hablo con Gorbacho, me contará linduras de su gobierno que pondré en evidencia. Y si voy y Gorbachov no me recibe por cualquier emergencia, me enojaré. Un día viajaré a Rusia... con mis recursos. Y hablaré con la gente para que la gente hable de cómo gobierna Gorbachov”™”™.
JUEVES
El mandatario en su laberinto
Miguel Alemán Velazco se encerró en su castillo. Vivió lejano de la gente. Su mundo ha sido y es el jet set internacional.
Y otra vez, en seis años, Héctor Fuentes Valdés miró los meses, los años, desde lejos.
El primer reportero del mundo del que se tenga memoria histórica, Herodoto (450 años antes de Cristo) recorrió el continente asiático sin platicar con ningún jefe tribal. Simple y llanamente, reducía su chamba reporteril a platicar con la gente, rastrear historias de vida, tiempos difíciles para la comunidad, usos y costumbres de los pueblos.
Es más, los cuatro personajes que escribieron la Biblia, considerados también los primeros reporteros del mundo, contaron anécdotas, vivencias y experiencias, de los pueblos bíblicos, sin entrevistar a la elite gobernante de la época.
Y más, mucho más, cuando el gobernador en turno siente, está convencido, de que al sentarse en palacio hace un favor a la gente.
Héctor Fuentes así lo entendió desde el primer día en que se metió a trabajar en un periódico y así, de igual manera, ha vivido en el transcurso de los años, cuatro décadas y media.
VIERNES
Cuatro minutos con Fidel Herrera
En seis años, Héctor Fuentes únicamente platicó con Fidel Herrera Beltrán cuatro minutos.
Durante tres minutos con 45 segundos, el góber fogoso la pasó hablando y hablando y hablando y el reportero apenas y pronunció un ¿cómo está? y ”˜”˜hasta luego”™”™ en 15 segundos.
Cada quien, parte y parte, en su chamba y eso que Fidel es un político mediático, quien, como dice Ranulfo Márquez Hernández, su amigo desde hace 36 años, desayunaba hasta en tres ocasiones la misma mañana con igual número de periodistas y comía hasta dos veces con igual número de columnistas.
Y/o como cuenta Rafael Cardona, reportero del legendario Excélsior del legendario director, Julio Scherer García, Fidel aparecía a cada rato en la sala de prensa para balconearse con la prensa.
Y es que Héctor Fuentes está consciente de la siguiente realidad:
a) El 99.9 por ciento de políticos son mesiánicos, protagónicos, soberbios con los humildes, humildes con los superiores, creídos, autoritarios, perdonavidas, dueños del erario, propietarios del día y de la noche, superiores a la Constitución Política, acostumbrados a mirar de arriba para abajo.
b) Si bien es cierto que Julio Scherer asegura que entre el político y el reportero existe un matrimonio por conveniencia, también es verdad que cada quien tiene su chamba.
c) Pero además, el trabajo fundamental del reportero es contar la historia de la gente y en ningún momento convertirse en un biógrafo de los hombres del y con poder.
d) El político gobierna y el reportero informa.
e) El lector, el ciudadano, confía en que el periodista cuente la verdad sin concesiones, lo que pasa en la calle, en los pueblos, en las ciudades.
f) Si el reportero arroja incienso al político se convierte en su boletinero, oficioso jefe de prensa, escribidor; finalmente, empleado a sueldo.
g) En la vida cada quien escoge el lado en que está.