Reportaje/Niños de Laguna Verde, con parálisis cerebral/11 de marzo de 2011
* Nacieron sanos, pero de un pronto, un día, la enfermedad los ha condenado al silencio, una vida vegetativa
* Unos no hablan, no caminan, no se expresan, y pasan las horas tirados en cama, mirando el techo de la casa
* En Vega de Alatorre, la población vive días adversos, difíciles, con el menosprecio de la planta nuclear
Niños de Laguna Verde, con parálisis cerebral
* Nacieron sanos, pero de un pronto, un día, la enfermedad los ha condenado al silencio, una vida vegetativa
* Unos no hablan, no caminan, no se expresan, y pasan las horas tirados en cama, mirando el techo de la casa
* En Vega de Alatorre, la población vive días adversos, difíciles, con el menosprecio de la planta nuclear
Luis Velázquez/En Misión Especial/ y 3
11 de marzo de 2011
Vega de Alatorre, Veracruz.-- Los niños que habitan en las inmediaciones de la planta nuclear de Laguna Verde están enfermos de parálisis cerebral y cuadraplejía.
Viven las horas de cada día tirados en la cama.
Hijos de padres, abuelos y bisabuelos... pobres.
El padecimiento los ha condenado a una baja, terrible, lamentable, calidad de vida.
La mayoría carece de Seguro Popular. Y de todos, uno, dos, quizá, reciben servicio médico especializado. Quisieran sus padres tener unos centavitos para pasar los días y las noches con dignidad.
Cada hora del día la pasan reducidos al silencio. Muchos, sin hablar, sin poder expresarse, más que a través de una mirada triste y angustiante, desesperada para hacerse entender.
Están flacos. Flaquitos, mejor dicho. Cuerpo, pecho, piernas, extremidades superiores e inferiores, reducido a puro huesito.
Nacieron sanos, pero de pronto, un día, sin que los padres puedan explicarse el origen, la razón, la causa, la vida adversa los paralizó.
Unos, no caminan. No hablan. Si acaso se la pasan sentados en un viejo sillón que un vecino les regalara.
Otros, son huérfanos. Y quedaron bajo la custodia de los abuelitos.
Un niño, amarrado a un sillón para evitar que en un descuido se caiga, tiene inmune todo el cuerpo, desde el occipital hasta el messorcardio. Pero en sus ojos hay vida, curiosidad, latidos, alientos, porque los ojos nunca envejecen.
Otro niño, postrado en un viejo sillón que se desmorona, tapado con dos sábanas a las doce del día cuando el sol incendia el cuerpo, mira un punto del infinito. El pelo largo, creciendo en tierra fértil, la mirada se pierde en el silencio.
Otro niño, manos y pies flaquitos como una canilla, juguetea con la mirada. Los ojos grandes, enormes, preguntan, pero de los labios ninguna palabra escapa. Hay vida en los ojos traviesos, aun cuando día y noche la pasa en la cama con la colchita arrugada, que es su mundo.
Un niño, cubierto el cuerpecito con un sarape grueso, playerita de manga larga, topa la mirada con el techo de su casa pobrísima. Y en vez de palabras de su boca emana un sonido, un ruidito, un quejido.
Un niño pasa el día de la siguiente manera: acostado en la cama rodeada de protecciones de madera para que no caiga al suelo. Las manos siempre las tiene entrelazadas. Los pies, en un triángulo, sin rozarse. Distanciados. Cada pie por un rumbo diferente.
Impresiona, sorprende, impacta, la mirada de angustia de una niña adolescente. Es una mirada triste. Cubierta en primavera en todo el cuerpo como si fuera un crudo invierno, la carita redonda de la niña observa de soslayo. La parálisis cerebral no la deja vivir.
El niño está sentado en una silla de madera que un señor de la montaña pasó vendiendo. Atrás del niño, sobre una mesita de madera, hay una estufa portátil con dos hornillitas rústicas y dos ollitas vacías. El niño sonríe. Pero es una risa mecánica. Digamos, inexpresiva, sin corriente alterna.
LOS DíAS DIFíCILES QUE SE VIVEN
La niña de dos años está recargada en las piernas de la abue. La abue le colocó unos lentes negros de turista para caer en gracia. Y la niña, pies y manos flaquitas, interroga con los ojos grandes. Mira sin ver. Observa sin escudriñar, como si el interlocutor fuera un extraterrestre. Vida vegetativa, reducida a la nada.
Es un niño flaquito, flaquito, flaquito, como si toda la vida hubiera padecido hambruna. Desgarra el corazón. Apretuja el alma. Cadavérico, está inerte por culpa de la parálisis cerebral que desde hace un ratito llegó al pueblo.
El ojo grande, la frente amplia, el pelo parado, el niño frustró su crecimiento. Es adolescente, pero parece menor de edad. Mira, sin pronunciar palabra. Contempla, sin explicarse ni comprender el mundo a su alrededor. Y en forma automática sostiene en las manitas un diploma que le han dado para posar en la foto.
Desde alguna zona silenciosa de su cuerpo, el niño únicamente mira. El brazo y la mano huesuda están dobladas. Se ha acomodado las piernas en forma de triángulo. Hora tras hora vive con la cabeza recargada en una almohada. Mira. Solamente mira. Es su lenguaje. Su forma de hablar.
El niño más pequeño tiene dos años de edad. Otros, once años. Doce. Catorce. Quince. Dieciséis. Diecinueve, el mayor.
La mayoría, edad de adolescentes, cuerpos de niños, desarrollo emocional frustrado, inteligencia paralizada, promesa, aliento, esperanza, sueño, que fueron todos...
Y desde que anduviera en campaña electoral, la alcaldesa Leticia Rodríguez Vives integró una comisión para visitar casa por casa, colonia por colonia, congregación por congregación, y levantar el censo de los enfermos de un cáncer que diezma a la población.
De cada enfermo la cuadrilla del servicio social levantó una bitácora y tomó fotografías para tener a la mano un testimonio espeluznante de una realidad terrible, ignorada por los presidentes municipales (médicos, biológos, licenciados) que Vega de Alatorre ha tenido.
Y de cada historia clínica básica, elemental, integrada, la señora presidenta ha entregado copias a funcionarios federales, estatales y municipales, porque aquí, en el pueblo, hay una alerta roja, una tarjeta amarilla, gritando los días difíciles que viven.
LA MAYORíA, SIN SERVICIO MÉDICO ESPECIALIZADO
Reporte de Neurofisiología.
Expediente: 13-17-94.
Nombre. Dilan Torres Zárate. Edad. 14 años. Peso, 22.50 kilos. Talla, 1.39 cm. Comunidad, Rancho Nuevo. Vega de Alatorre.
Diagnóstico: C. C. Tónico C.
Historia clínica: Tónico Clónicas no controladas.
Médico: Jorge Varela Blanco. Ciudad de México.
Nombre: José Juan Arcos Panamá. Edad, 19 años.
Domicilio: colonia El gallito, Emilio Carranza.
Enfermedad: Hidrocefalea cuadrapléjica.
Observaciones: Desde los 7 años empezó con el mal. Parto normal. Nació sano. No ha recibido atención médica especializada. Solo medicina general.
Nombre. Luis Fernando Martínez Montero. Edad, 15 años. Peso, 18 kilos. Estatura, 1.60 centímetros.
Domicilio: Vega de Alatorre. Seis de familia.
Enfermedad: Parálisis cerebral.
Observaciones: Sus padres son de escasos recursos económicos. No ha recibido terapia.
Nombre: Guadalupe Berenice Téllez Rodríguez. Edad, 11 años. Peso, 19 kilos. Estatura, 1.65 centímetros.
Domicilio: Vega de Alatorre. Cinco de familia.
Enfermedad: Parálisis cerebral. Cuadraplejía.
Observaciones: Es huérfano. Vive con sus abuelitos. La mamá falleció de cáncer. Son pobres.
Nombre: Erick Contreras Colorado. Edad, 16 años.
Domicilio: colonia Los Robles, Emilio Carranza.
Enfermedad: Parálisis cerebral infantil. Convulsiones muy fuertes. Cuadraplejía.
Observaciones: Tiene Seguro Popular, pero carece de tratamiento especial. Nació de seis meses. Daño neurológico. Falta de oxigenación a la hora de nacer. Madre soltera, con dos hijos. Madre desempleada. El adolescente necesita silla de ruedas.
Nombre: Verónica Costeño Pensado. Edad, 19 años. Peso, 43 kilos. Estatura, 1.20 centímetros.
Domicilio: Vega de Alatorre.
Enfermedad: Parálisis Cerebral. Cuadraplejía.
Necesita silla de ruedas.
HIJOS DE PADRES MUY POBRES
Nombre: José Guadalupe Jiménez Tirado. Edad, 27 años.
Domicilio: comunidad El Estadio.
Enfermedad: Sicomotricidad corporal.
Observaciones: No camina. No habla. Día y noche se la pasa acostada. Necesita silla de ruedas.
Nombre: Manuel Antonio Delgado Morales. Edad, 11 años. Peso, 3 kilos.
Domicilio: Emilio Carranza.
Enfermedad: Parálisis cerebral genética.
Observaciones. No tiene Seguro Popular. Tampoco está inscrito en el Teletón de Poza Rica, porque nadie pudo trasladarlo. Bajo peso. Presenta reflujo nivel tres. Su enfermedad es genética.
Nombre: María del Carmen Delgado Morales. Edad, 12 años.
Domicilio: Emilio Carranza.
Enfermedad: Parálisis cerebral genético.
Observaciones: está inscrita en el Teletón de Poza Rica.
Nombre: Yahir Arcos González. Edad, 11 años. Peso, 23.5 kilos. Estatura, 1.25 centímetros.
Domilicio: Vega de Alatorre.
Enfermedad. Parálisis infantil cerebral.
Observaciones: su mamá vive en casa rentada y es pobre.
Nombre: Jethzabel Dayán Ortega Velázquez. Edad, 2 años. Peso, 10 kilos. Estatura, 91 centímetros.
Domilicio, Emilio Carranza. Cuatro de familia.
Enfermedad: Atrofia en la médula espinal. Cuadraplejía.
Observaciones: Sus padres son pobres.
Nombre: Jorge Luis Romero González. Edad, 19 años. Peso, 19 kilos.
Domilicio: Vega de Alatorre.
Enfermedad: Parálisis. Paraplejía.
Observaciones: usa carriola desde niño, pero ya no le sirve. Necesita una silla de ruedas.
Nombre: Matías Fernández Díaz. Edad: 65 años. Peso, 50 kilos. Estatura, 1.20 centímetros.
Domicilio: Las higueras, Vega de Alatorre.
Enfermedad: Cuadraplejía.
NOTA RELATIVA
Pablo Anaya olvidó el drama
El doctor Pablo Anaya Rivera, secretario de Salud, describe las prioridades en materia de salud:
1. ”˜”˜Reducir significativamente la mortandad materna y fomentar una nueva cultura saludable para erradicar la obesidad, calificada como un moderno ”˜jinete del Apocalipsis”™.
2. ”˜”˜Hoy la obesidad amenaza a los mexicanos. México atraviesa por una actividad de transición epidemiológica. Antes, a una persona de 54 años se le consideraba vieja. De un tiempo a la fecha la esperanza de vida aumentó a 74 años y estamos en vías de llegar a los 80.
3. A mayor esperanza de vida las enfermedades crónico-degenerativas inciden en la salud de las personas de más edad, como la diabetes mellitus, la hipertensión, la cardiopatía histénica”™”™.
Revista Vivir, de Poza Rica, número 25, febrero 2011.
(¿Y los enfermos de cáncer del municipio de Vega de Alatorre?).
NOTA RELATIVA
Pregunta en el tintero
La alcaldesa de Vega de Alatorre lucha hoy para salvar a su pueblo del cáncer que se multiplica en niños, adolescentes y adultos.
Pero el reportero olvidó preguntarle si por las dudas, ella, licenciada en Enfermería, Leticia Rodríguez Vives, ya se aplicó el examen de cáncer... no sea que los días de su vida (Dios la cuide) estén contados.
NOTA RELATIVA
Negra historia de la planta nuclear
El dos de diciembre de 1996, en el número 1048 de Proceso, el reportero Ricardo Ravelo Galo publicó un reportaje, intitulado así:
Las autoridades se niegan a reconocer las enfermedades como riesgo de trabajo.
Murió ya un trabajador y otro agoniza, por la falta de equipo antirradiactivo en Laguna Verde (LV).
La bitácora informativa es la siguiente:
1. El 31 de agosto falleció de cáncer renal el trabajador Félix Rafael Ortega Domínguez, químico del laboratorio de la central.
2. El trabajador José Luis López Islas, ”˜”˜está a punto de morir a causa de un padecimiento pulmonar causado por la radiación a la que estuvo expuesto en el Departamento de Desechos Radiactivos, donde laboró durante ocho años”™”™, y quien de acuerdo con el diagnóstico del doctor Murillo Nieto, neumólogo del IMSS, ”˜”˜padece fibrosidad pulmonar difusa de etiología desconocida.
La central nuclear nunca le hizo un examen de dosimetría para terminar si algún radionúclido lo afectó”™”™.
3. El director de LV, Rafael Fernández de la Garza, ”˜”˜rechazó que se le hiciera un estudio, a petición de su esposa, del área de trabajo donde laboró López Islas, para constatar el grado de contaminación a que estuvo expuesto en la planta”™”™.
4. De acuerdo con el físico Bernardo Salas Mar, los trabajadores de LV en áreas restringidas, por ejemplo, solo usan mascarillas de papel ordinario y no un equipo de alta eficiencia protectora, como mascarillas con cilindro de aire o filtros especiales prescritos por las normas internacionales que rigen la energía atómica”™”™.
5. Datos estadísticos revelan que hace más de un año LV registró 605 Rem-hombre de dosis de exposición acumulada en doce meses de operación, lo que se considera un valor excesivo que evidencia fallas técnicas”™”™.
6. En áreas de alto riesgo de la planta, los técnicos no cuidan el manejo de los desechos radiactivos. El almacén de materiales riesgosos, por ejemplo, está construido de lámina metálica y mide unos 75 metros de largo por 20 de ancho, aproximadamente”™”™.
7. Hace un año, el huracán Roxana despegó el techo del depósito de los desechos radiactivos sólidos secos, lo cual demostró que ese sitio nunca ha sido el adecuado para almacenar contaminantes”™”™.
8. Ese percance propició que salieran a la atmósfera radioyodos, como fierro 59, manganeso 54, cobalto 60, estroncio 90, entre otros. Debido a otro accidente interno, ocurrido en la reciente descarga, se descargaron en el Golfo de México 17 mil galones, equivalentes a más de 64 mil litros”™”™.
9. Greenpeace efectuó el estudio ”˜”˜La negra historia de Laguna Verde”™”™, donde asienta:
”˜”˜La impunidad con la que actúan los directivos de la central nuclear de Laguna Verde, sin ninguna autoridad que los regule, representa una grave amenaza.
10. El estudio WASH 770, elaborado por el Laboratorio Nacional de Brookhaven, estima que un accidente grave en un reactor nuclear de Laguna Verde podría provocar la muerte de 45 mil personas en el corto plazo; cien mil sería afectadas por la radiación y se contaminaría radiactivamente una superficie equivalente a una vez y media el estado de Veracruz”™”™.
En el número 1051, de Proceso (23, 12, 1966), Ricardo Ravelo publicó otro reportaje en cuyo primer párrafo dice:
11. Acusado de propiciar altos niveles de inseguridad, corrupción, así como reprimir a los trabajadores y ocultar información sobre accidentes y fallas en la Planta Nucleoeléctrica de Laguna Verde, Rafael Fernández de la Garza, después de 16 años, renunció a la gerencia de esa central nuclear”™”™.
12. En el caso de corrupción están involucrados ”˜”˜sus principales colaboradores, entre ellos, Sergio Zorrilla Romero, jefe de Protección Radiológica: Fernando Barreda Alvarado, superintendente de Producción: José Antonio Rotonda Trujilllo y Santiago Escudero Conde, ingenieros de Protección Radiológica; Elías Dáguer, administrador de la central nuclear: José Guillermo Herrera, jefe del Departamento de Trabajo y Servicios Administrativos, y Laura Gisela Sánchez Saucedo, jefa de Personal”™”™.
(Gracias, Ricardo Ravelo, un abrazo con admiración y respeto).