Benito Juárez, fraudulento
**Embarazó las urnas
**Mayoría en el Congreso
**Soldados vs inconformes
EMBARCADERO: El dos de junio del año impetuoso que trota y camina, AMLO, el presidente, enfrentará la decisión más importante del sexenio. Lograr quizá el triunfo de su candidata presidencial.
Y uno de los héroes de AMLO es el presidente Benito Juárez García. Acaso, el prohombre más cercano a sus neuronas, el corazón y el hígado.
Pero Juárez, ser humano, tenía debilidades y que, entre otras cositas y hechos, lo evidenciaron
Luis Velázquez
de cara a la historia.
Por ejemplo, el manejo de las cañerías cuando enfrentó la elección presidencial de 1871 ante Porfirio Díaz Mori y el xalapeño Sebastián Lerdo de Tejada, sus adversarios, enemigos, rivales y opositores.
ROMPEOLAS: De acuerdo con el historiador Frank A. Knapp junior en el libro “Sebastián Lerdo de Tejada”, editado por la Universidad Veracruzana y la secretaría de Educación Pública, en la campaña electoral de la época, Benito Juárez recurrió a las siguientes triquiñuelas:
Una, el fraude electoral.
Incluso, fue la primera ocasión cuando el fraude electoral fue cometido embarazando las urnas para ganar la presidencia de la república.
Dos, la violencia gubernamental en contra de los disidentes y sus huestes.
Tres, el uso de las tropas federales para aplacar a los inconformes con sus patrañas de una elección limpia.
ARRECIFES: Cuatro, “el uso de los recursos gubernamentales para perpetuarse en el poder” y que logró durante trece años consecutivos”, pues de pronto, la silla embrujada del palacio lo hizo levitar y lo volvió un político terco, obstinado y tozudo para apropiarse del poder político.
Cinco, el control de la mayoría de los diputados federales, un total de 105 (ciento cinco) legisladores de entonces.
Seis, la prensa subsidiada, aun cuando Porfirio Díaz y Lerdo de Tejada también usufructuaban un núcleo mediático aliado.
Los más importantes medios de Juárez fueron “El Diario Oficial” y “La Paz”.
ESCOLLERAS: Siete, el mañoso operativo de Juárez para descarrilar al Ayuntamiento de la Ciudad de México y que tenía en contra.
Ocho, la manipulación de la maquinaria administrativa del gobierno federal a su favor.
Omnipotente con tanto poder, callado y circunspecto, pero mañoso y ladino, Juárez ganó la elección.
5,837 votos en las urnas por su candidatura.
3,555 sufragios para Porfirio Díaz.
Y 2,864 para Sebastián Lerdo de Tejada.
Cuatro años más de Juárez como jefazazazo del Poder Ejecutivo federal.
PLAZOLETA: Es el Benito Juárez admirado por AMLO, el presidente.
Y, bueno, si el indito impoluto de Oaxaca se mostró en su magnitud política y electoral para adueñarse del poder, es el retrato moral con que lo mira el historiador Frank A. Knapp.
Claro, únicamente permaneció trece años en el poder presidencial porque se le atravesó una angina de pecho, la pandemia de la época, y sin cura, y ni modo, falleció en Palacio Nacional donde vivía con su esposa e hijos.
PALMERAS: De lo contrario, nadie dudaría que con “una salud a prueba de bomba”, Juárez bien pudo igualar (y servir de ejemplo) a su paisano Porfirio Díaz Mori quien durara 34 (treinta y cuatro) años en el poder presidencial.
De cualquier manera, el indito de Oaxaca es un modelo que seguir.
Un héroe que debe honrarse con acciones concretas y específicas.
Cierto, separó al Estado de la Iglesia y declaró la moratoria a tres países porque la deuda externa era impagable.
Pero al mismo tiempo, una y otra decisión le fueron planteadas por su equipo político y en su momento, incluso, los desdeñó.
Tanto que cuando Miguel Lerdo de Tejada le aconsejó la moratoria se rozaron y Lerdo prefirió renunciar antes de rasparse.