Nunca, claro, de una escuela prestigiada en “la república amorosa y humanística” como le llaman desde la 4T, MORENA y el obradorismo.
Más porque y en el caso exterior, el pago ha de efectuarse en dólares (Estados Unidos) y euros (Europa).

PASAMANOS: Acaso, una posibilidad, cabildeando una beca del gobierno mexicano. Y/o en todo caso, de una fundación extranjera y lo que, claro, “está en chino”.
El hecho de que un hijo pueda cursar la carrera en el Tecnológico de Monterrey, por ejemplo, el ITAM, la Ibero, significa un milagro.
Y ni se diga (simplemente imposible) en Harvard, París, o en el Instituto de Massachussets en Estados Unidos.
Solo, digamos, los hijos de los ricos y de los ricos entre los ricos, los súper pudientes, los millonarios, pueden darse el lujo.

CORREDORES: Más porque a todas luces se trata de escuelas fuera de serie, excepcionales.
El enorme y gigantesco prestigio que tienen muchas de ellas.
De hecho y derecho, palabras mayores “en la lucha por la vida… para abrirse paso”.
Claro, los riesgos de altas traiciones a la patria, como el hijo de José María Morelos, quien financiera estudios en EU a su hijo Juan Nepomuceno Almonte, procreado con su trabajadora doméstica, Brígida Almonte.
Y quien “estudiado en el extranjero” terminara como agente político y diplomático de Maximiliano de Habsburgo y traicionando a Benito Juárez García.

BALCONES: Por eso, y entre otras razones de peso y con peso, los jefes académicos y Rectores de las universidades públicas, institutos y politécnicos necesitan aplicarse para pulir y volver a pulir las escuelas en materia académica.
Y prestigiarse en sus entidades federativas, el país y el extranjero.
Y enaltecerse para que la iniciativa privada, los empresarios, los industriales, los consorcios comerciales miren a los egresados con otros ojos y tengan la confianza y la certidumbre de estar ante profesionales de calidad y con calidad.

PASILLOS: Únicamente así son y serían y serán escuelas certificadas.
Académicos con nombre y renombre.
Mejores planes de estudio.
Ultra contra súper calidad pedagógica para transmitir el conocimiento.
Excelentes laboratorios y talleres con personal capacitado y reconocido.
Y la obsesiva obsesión en cada casa de estudios para que los alumnos ganen experiencia, incluso, desde el segundo, tercero, cuarto semestre.
La clave está (y como todos saben) en profes de calidad y con experiencia para la enseñanza.
Solo así, digamos como premisa universal, las universidades oficiales alcanzarán relieve ante las escuelas privadas.
Más porque el grueso de la población juvenil (hijos de padres con economía limitada) pueden cursar una carrera en las universidades públicas.

VENTANAS: El rector de la Universidad Veracruzana, doctor Martín Aguilar Sánchez, por ejemplo, cursó posgrado en La Sorbona, de París, allí donde en 1968 comenzara la insurgencia estudiantil en el mundo.
Y, por eso mismo, el rector de la UV sabe y conoce y está documentado sobre la calidad educativa en una escuela de prestigio mundial.
Razones de peso y con peso para que en este primer periodo académico de cuatro años (más los cuatro años más restantes donde puede reelegirse) pudiera lograr la transformación académica de la UV.