“Palancas”, abrepuertas
**Definitivas para escalar
**Sin “palancas” se está perdido
UNO. Octava maravilla del mundo
Está probado y comprobado: nada en la vida se mueve “sin palancas”. Un padrino. Una madrina. Un ángel de la guarda. Un amigo encumbrado y agradecido que sepa (y haya aprendido) a devolver favores.
Luis Velázquez
El viejito del barrio asegura que si tienes un padrino ya ganaste casi casi el ochenta, el noventa por ciento de la batalla laboral.
De hecho y derecho, la enseñanza aquella de que si un padrino, una madrina, la mayoría de la gente está perdida.
DOS. Sacarse el Melate
“Una palanca” equivale, por ejemplo, a sacarse el premio mayor de la Lotería Nacional y sin jugar.
Un compañero de la infancia y la adolescencia y de la juventud, incluso, a quien de pronto dejó de verse varios años y ¡zas!, aparece por ahí en un cargo público o privado como jefe máximo.
Entonces, y como también asegura el viejito del barrio, “palanca mata inteligencia y talento”.
Digamos, y los casos más comunes, en la política cuando un amigo (amigo “a prueba de bomba”) llega al poder público como jefe máximo y el nepotismo y el tráfico de influencia alcanza “la plenitud del pinche poder”.
Y en un dos por tres, en menos de un sexenio, se logra una carrera meteórica con varios cargos.
TRES. Amigos, la salvación
Cargos públicos, pero también oportunidad para hacer negocios con la asignación de obra pública por Dedazo y crear empresas fantasmas.
Y que si ya luego la Auditoría Superior de la Federación investiga y cacha, ni modo, a huir en el otro extremo del mundo.
Incluso, considerando que en política los negocios ilícitos e ilícitos, limpios y sucios, hacen mejores amigos (aja) que el desempeño en un cargo público.
CUATRO. Lealtad mata eficacia
Lo decía Enrique Peña Nieto: “¡Aquel que esté libre de pecado que tire la primera piedra!”.
Lo dice Andrés Manuel López Obrador: “¡Corruptazos!”.
Pero, bueno, nadie puede negar que “las palancas” son decisivas para, entre otras cositas, para que cada uno (y también a la familia) les vaya bien.
Claro, también hay personas que triunfan en la vida debido a la inteligencia incandescente, el talento, la iniciativa, el trabajo, la eficiencia y la competencia.
Pero con todo, el riesgo de que de pronto se atraviese “una palanca” por ahí para que la mujer y/o el hombre más capaz y experimentado sea destronado.
Bastaría referir que AMLO, el presidente, premia más, mucho más la lealtad que la eficacia.
CINCO. Mirar lejos
Una buena “palanca” suele cultivarse. Incluso, durante años.
Por ejemplo, desde la infancia, la adolescencia y la juventud teniendo un núcleo de amigos y mirando lejos hacia el futuro mediato.
Y en todos los casos, siempre respetuoso de los otros, los compañeros, pues nadie sabe ni conoce el destino final, así se consulte un brujo, un chamán, un tlatoani, una astróloga, una gitana.
SEIS. Mejor, dos palanquitas…
A ciencia cierta cada persona necesita dos “palancas”.
Una, en la vida privada. La empresa. La fábrica. La industria. El negocio. El comercio. El changarro. La oficina.
Y dos, en la vida pública. La política como eje central.
Empujando la carreta y pateando el balón y remando la canoa y explorando zaguanes para que los vientos sean favorables el mayor tiempo posible.
La vida, ya se sabe, es dura y ruda y es muy difícil vivir.
Y por lo general, caray, siempre suele caminarse “cuesta arriba”.
Entonces, nada como la mano generosa de “una palanquita”.