AMLO, el rijoso
I (López Obrador y “la prensa calumniadora”)
Los dimes y diretes de AMLO, el presidente, y el caso de The New York Times, es una vacilada. Un reality-show.
Claro, un distractor más.
Y al mismo tiempo, a tono con el carácter y el temperamento del hijo predilecto de Macuspana, Tabasco.
Belicoso. Rijoso. Peleonero. Bravucón.
Luis Velázquez
Más cuando luego de que AMLO publicitara el teléfono particular de la reportera corresponsal en México, Natalie Kitroeff…
Y lo que expone su vida según las ONG de periodistas…
Ahora, caray, resulta que varios obradoristas han sido (y son) balconeados con sus números telefónicos.
¡Vaya ocurrencia ramplona y barata y demagógica!
Por ejemplo, el primero en lanzar la queja del balconeo de su celular fue el hijo mayor de AMLO, José Ramón López Beltrán.
Después, Claudia Sheinbaum Pardo, la candidata presidencial favorita de AMLO.
Luego, el también rijoso diputado federal, Gerardo Fernández Noroña.
Y después, la senadora de MORENA y dirigente nacional, Citlalli Hernández.
Y en cascada, el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas (listo para la Senaduría plur) y el presidente guinda y marrón, Mario Delgado.
Todos, ajá, quejándose de que de pronto, ajá, fueron filtrados.
Un show, pues, en su más alto decibel.
Digamos, justificando al presidente de la república con la filtración en “La mañanera” del teléfono de la periodista norteamericana.
Dijo AMLO: “Por encima de la ley (de protección de los datos personales) está mi autoridad moral, mi autoridad política”.
Y, bueno, habría de recordar cuando el Procurador General de Justicia de la Nación, Ignacio Rey Morales Lechuga, fue citado por su jefe, el presidente Carlos Salinas de Gortari, en Palacio Nacional.
Y luego de poner en el escritorio un pendiente por ahí, Salinas dijo:
“Nadie está por encima del presidente de la república”.
Entonces, Morales Lechuga le reviró del siguiente modo, aprox: “¡No, señor presidente! Por encima de usted está la Constitución General de la República”.
Y Salinas… lo despidió.
Luego, lo envió de Embajador al otro extremo del mundo como un castigo y considerando que “entre más lejos… mejor”.
Incluso, el hijo del filósofo José Vasconcelos Calderón, candidato presidencial independiente ante el Dedazo de Plutarco Elías Calles, el exsenador Héctor Vasconcelos, embajador de México ante la ONU, Organización de las Naciones Unidas, “tiró su espada en prenda” por AMLO:
“Desde Francisco I. Madero, aseguró, no había tanta libertad de expresión” como ahora.
Tanta, dijo el hijo de Vasconcelos, que “la oposición hace uso de la mentira y la calumnia”.
Algunos intelectuales, historiadores, al servicio del presidente.
Igual, igualito, como fue en el tiempo priista y panista.
Dimes y diretes, chismerío vulgar, ramplón y barato, recrudecido en el tiempo electoral.
II (Con los guantes puestos…)
Pero, ni hablar, es el estilo personal de ejercer el poder de AMLO, el presidente.
Más, estando en el poder político, social y económico total y absoluto.
Digamos, más que beisbolista, en su otra vida fue (y es) boxeador político.
Rijoso.
Belicoso.
Reincidente.
La vida como una pelea cotidiana para abrirse paso a base de chingadazos.
Toda su vida pública, AMLO ha sido así.
Y como tal cual la vida le ha funcionado ni modo que ahora esperemos un cambio en su filosofía política.
Por eso, sus adjetivos calificativos perpetuos de la prensa chismosa.
La prensa fifí.
La prensa falsaria.
La prensa calificada como “un pasquín inmundo”.
La prensa con “otro intento de golpe blando”.
La prensa “calumniadora”.
La prensa que difama como en el caso de The New York Times.
La prensa al servicio de sus enemigos.
La prensa conspirando en su contra al lado de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox y Carlos Salinas.
La prensa “al servicio de intereses creados con un periodismo calumniador y falsario”.
La prensa que se “siente bordada a mano, como una casta divina, privilegiada”.
La prensa que “calumnia impunemente” (La Jornada).