El par asesinado en las últimas semanas.
Manuel Hernández, de MORENA, aspirante a diputado federal. Y Andrés Valencia Ríos, exalcalde panista de San Juan Evangelista, y quien, por cierto, soñaba y de nuevo con la presidencia municipal para el año 2025.
Ahora, lo postularían MORENA, el Partido del Trabajo y el PVEM.

PASAMANOS: En el último semestre un aproximado de once políticos han sido ejecutados en el sexenio de la 4T, MORENA y el obradorismo en el Estado jarocho.
Pero en los últimos cinco años y dos meses y cacho un aproximado de cuarenta políticos asesinados.
La mayor parte, en la impunidad.
Exalcaldes, ex síndicos, exregidores, diputados locales y líderes partidistas en el cementerio estatal.
Regadero de cruces en el panteón.
Quizá el crimen más notorio el de Juan Carlos Molina Palacios, diputado local y presidente de la Liga de Comunidades Agrarias.
Más, cuando el presunto asesino fue detenido y liberado y la exjueza a cargo en la mira de la Fiscalía General y del góber, claro.

CORREDORES: Un Veracruz ensangrentado. Y en las cuatro latitudes geográficas. Un territorio más grande que varios países de América Central (Honduras, Guatemala y El Salvador) escurriendo sangre.
Sangre de niños y ancianos. De mujeres y jóvenes. De gente sencilla y común. De políticos.
Una pesadilla en un infierno llamado Veracruz.
Y por eso mismo, caray, ¡qué difícil sentarse en la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa!
Una silla que con frecuencia marea, enloquece, desdibuja y hace levitar.

BALCONES: Más a partir de que la sangre continúa escurriendo ante la incompetencia, la ineficacia y la ineficiencia para con el aparato gubernamental disminuir, acotar, desaparecer el gobierno de las balas, los tiroteos, las Magnum y las cuchilladas.
Los malos gobiernan. Se han adueñado de la vida pública. Y privada.
Más duro y rudo cuando los crímenes siguen atosigando a los políticos.
Otro cantar es si los políticos tienen amistades peligrosas.
Entonces, de ser así, nada más legítimo que hablar con la verdad y mostrar los hechos como son.

PASILLOS: En el caso, puras “bolas de humo”.
Que estamos investigando. Que tenemos presuntos culpables. Que hicimos el retrato hablado de los asesinos. Que seguimos la pista. Que pronto caerán. Que andaban en malos pasos. Que habrá justicia.
Y al mismo tiempo de los díceres, ninguna prueba concreta y específica de los enunciados.
Mucha, demasiada, excesiva “crema a los tacos”.
Cantinflas, por ejemplo, ha sido rebasado con “tantos golpes de pecho” hablando falacias y que tanto han sido repetidas ya nadie las cree.

VENTANAS: El sexenio guinda y marrón está terminando. Y ni modo, lástima que en el viaje sexenal el señor Cuitláhuac nunca pudo tener a un Fernando Gutiérrez Barrios en la secretaría de Seguridad Pública para pacificar Veracruz en cuarenta días y cuarenta noches.
La Sonora Matancera del siglo XXI, la peor pesadilla del obradorismo en el Estado jarocho.
Lo decía Javier Duarte: “Aquí no pasa nada”.
Lo dijo Agustín Silvestre Acosta Lagunes: “Ni modo, la violencia es inevitable”.
Lo dice Cuitláhuac: “Aquí, las mujeres pueden soñar”.
Trío de gobernadores con la misma filosofía política para justificar la incertidumbre y la zozobra.