Por ejemplo, cada vez desapareciendo medios impresos y/o en todo caso, volviéndose más flaquitos. Unas cuantas páginas. Casi los puros huesos.
Los diaristas reporteando a las redes sociales en vez de buscar la noticia hasta debajo de las piedras.
La nota informativa reducida a especies de telegramas donde los datos básicos son apretujados.
La caída de la circulación porque el lector prefiere informase “rápido, raudo y veloz” en los noticieros electrónicos.
Y con frecuencia, “la notica en el momento que sucede”.
Y transmisión “en vivo y a todo color”.

DOS. Primordial, la versión digital

Antes, mucho antes, hacia la primera hora de la tarde (4, 5pm), los jefes editoriales del medio se reunían para decidir las noticias principales de la edición del día siguiente.
Y continuar pendientes de los cables informativos procedentes de la república y de otras latitudes geográficas.
Ahora, además, los jefes en junta editorial en la mañana, hacia las 8, 9 horas, para elegir y decidir las notas principales de la versión digital.

TRES. Ni fu ni fa…

En el siglo pasado, cuando la radio se ocupó de noticieros los profetas del desastre vaticinaron el fin del periodismo escrito.
Y nada pasó.
Luego, lanzaron noticieros en el cine y la misma profecía fue repetida y nada trascendió.
Entonces, llegó los noticieros televisivos y de igual forma. Ni fu ni fufa.
Digamos, cada parte con su nicho de mercado.
Pero ahora y cuando están cerrando montón de periódicos y los medios sobrevivientes se empequeñecen en las secciones y la circulación va para abajo, el destino parece haberse cimbrado y zangoloteado.

CUATRO. Tuitazos S.A. de C.V.

Incluso, caray, una parte de las tribus y élites políticas apuestan más, cierto, a los noticieros digitales, pero más, mucho más, a los WhatsApp y los tuitazos y los correos electrónicos.
Todos ellos creyendo que se leen a la velocidad del sonido.
Y con un público cada vez creciente y multiplicado.
Ok.
Sólo que los investigadores aseguran que las redes sociales y anexas y conexas vía Internet son preferidas en su mayor parte para “echar tijera” y la chismografía en vez de informarse de los hechos sociales, políticos y económicos del día con día.

CINCO. Peras o manzanas…

De cualquier manera, la feroz competencia de los medios para ver si pueden vender el servicio periodístico a los cibernautas de igual modo como antes, mucho antes, los lectores solían comprar el periódico.
Es decir, una estrategia para captar públicos en el ciberespacio.
Y, bueno, quizá en los países del primer mundo la posibilidad esté abierta.
En el quinto, sexto mundo en que vivimos en la llamada “república amorosa y humanística” mucho se duda que los cibernautas tengan voluntad expresa para pagar el servicio.

SEIS. Sobrevivir, la apuesta

“El Times”, por ejemplo, de Estados Unidos, tiene hoy diez millones de suscriptores.
“The Washington Post”, tres millones.
“The Morning”, cinco millones.
El año anterior, “The Guardian”, de Londres, tenía más de un millón de suscriptores que pagaban 120 (ciento veinte) dólares anuales (La Jornada, México, Jim Cason y David Brooks).
De cara a la realidad, los medios impresos apostando a sobrevivir.
Y segundo, un futuro incierto y complejo, incluso, para intuir el futuro en puerta…